Risky Business, pelí­cula cómico adolescente de 1983, y una de mis favoritas de esa interminable colección de horteradas que con más o menos gracia arrasaron durante casi toda la década de los 80.

La que nos ocupa suele obtener mejor crí­tica (la presencia de un jovencí­simo Tom Cruise, casi desconocido entonces es anecdótico) que el resto de comedias, incluso tiene cierto aire a pelí­cula de culto dentro de ese género y en ningún momento estamos valorándola como obra maestra ni se pretendió que fuera El Padrino, de la misma forma que nos gusta Vertigo sin necesidad de compararla con la 9a de Beethoven.

Risky Business se rodó y ambientó en Chicago y constituye una de las pelí­culas de y para adolescentes más apreciadas de los años 80, quizás por ser una de las pioneras del género.

La juventud de la época Reagan, los jovencitos yankees que apenas eran objeto protagonista del cine norteamericano en los 70 salvo en nostálgicas produccione ambientadas en los 50 ó 60 (Amerian Graffiti, Grease) o en el por entonces exitoso cine de terror juvenil (Halloween, Viernes 13, Prom Night), protagonizaban casi de forma completa la trama de Risky Business.

Un jovencito Tom Cruise se queda toda una semana solo en su enorme casa de un barrio residencial de Chicago. Uno de sus amigos le recomienda contratar los servicios de una prostituta, que acaba siendo una de alto coste (Rebecca de Mornay), lo que le lleva a perder los papeles, a ser objeto de un robo y a recuperarlo todo con una macrofiesta en la que participan sus amigos y muchas prostitutas, amigas de la original.

La prensa señaló que era una de las pocas veces que se mostraba a la juventud yankee haciendo algo más que estudiar, hacer el gamberro, graduarse, ir a bailes o drogarse. Los jóvenes yankees también follaban, hasta con prostitutas, y todo ello con el capitalismo de fondo: Cruise y sus colegas estudian duro para meterse en empresariales, viven en casas de lujo y ante todo buscan un fin material, cuánto más dinero mejor.

No olvidemos otro protagonista de la pelí­cula, el Porsche 928S del padre de Joel (Tom Cruise), apoyando el toque capitalista y algunas de las escenas más logradas en la noche urbana de Chicago.

El toque ochentero lo aporta la filmación Paul Brickman, llena de detalles (un primer plano de la manguera con el agua saliendo lentamente, imágenes del jardí­n con las hojas de otoño volando por encima de Cruise) y sobre todo la banda sonora de Tangerine Dream, que aportan el toque New Age a toda la pelí­cula. En la BSO tambin encontramos el Every Breath You Take de Police y el In The Air Tonight de Phil Collins.

Y por último, para redondear el pastel ochentero y su condición de pelí­cula de culto, no pueden faltar un par de escenas mí­ticas: los dos encuentros sexuales entre Joel y Lana (Rebecca de Mornay), el primero en casa de Joel, con el viento, las hojas y la música de Tangerine Dream como invitados. Y la más famosa, la del metro de Chicago, con In The Air Tonight y luego otra de Tangerine Dream de fondo. Imágenes recuerrentes del cine de los 80.

La pelí­cula fue un éxito, moderado pero tampoco mí­nimo, lanzó a la fama a Tom Cruise (en Estados Unidos ya que a nivel mundial fue con Top Gun, en 1986) y conatba con algunos secundarios todaví­a habituales, como Richard Masur, Bronson Pinchot (Primos Lejanos), o el polivalente Joe Pantoliano (Matrix, Memento, Bad Boys).



SalU2 / Vox



I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched C-beams glitter in the dark near the Tannhauser gate. All those moments will be lost in time, like tears in rain. Time to die.