Un año después, el Barcelona continúa sin pagar por el cerdo

Esta imagen dio la vuelta al mundo, pero el caso sigue sin resolverse. ABC


TOḾS GONZñLEZ-MARTñN

MADRID. Mañana se cumple el aniversario de uno de los sucesos más bochornosos que se han vivido en el deporte español. El 23 de noviembre de 2002 Luis Medina Cantalejo interrumpió el partido Barcelona-Real Madrid en el minuto 72, dado el constante lanzamiento de objetos a Luis Figo, y ordenó a los jugadores de ambas escuadras que se marcharan al vestuario.

El delantero portugués habí­a sido la diana de un amplio sector del público, que disparó con mecheros, monedas, botes y una cabeza de cochinillo que se transformó desde ese momento en la mascota inolvidable de este impresentable espectáculo. La imagen del cerdo, esa que Joan Gaspart negaba para acusar de «un montaje», dio la vuelta al mundo.

Figo fue un claro objeto de apedreamiento porque esta vez, dos años después de abandonar el Barcelona y fichar por el Real Madrid, osó lanzar los saques de esquina. El presidente del Barcelona le acusó de «provocador».

Pasados quince minutos de la interrupción acordada por el árbitro, el partido volvió a disputarse. Finalizó con empate a cero.

Un año sin clausura y sin multa

La otra vergí¼enza, la posterior a aquella supuesta fiesta del fútbol, es que ha pasado un año y el Barcelona no ha cumplido el castigo decidido por el Comité de Competición de la Federación y ratificado por Apelación así­ como por el Comité Español de Disciplina Deportiva (CEDD): dos partidos de clausura del Camp Nou y multa de cuatro mil euros.

Los agravios comparativos son sangrantes. Clubes, dirigentes, futbolistas, entrenadores, aficionados y personas ligadas al Consejo Superior de Deportes concuerdan en admitir que este caso alimenta un tópico real: la justicia no es igual para todos.

Fernando Sequeira, Juan José Zornoza y Argimiro Vázquez, los integrantes del Comité de Competición en aquel momento, dicidieron su veredicto el 10 de diciembre de 2002, de acuerdo con el artí­culo 118 de los Estatutos federativos, al considerar «infracción grave el continuo lanzamiento de objetos». Apelación ratificó el 27 de diciembre la clausura dos encuentros.

La sanción llevaba ya retraso en comparación con otros casos, pero sólo faltaba un último fallo, el del Comité Español de Disciplina Deportiva (CEDD), para hacer justicia.

El máximo organismo del deporte nacional recibió el 15 de enero de este año un escrito del Barcelona para detener el veredicto final. Era el comienzo de otra guerra. El club alegó que ni los comités federativos ni el el CEDD tení­an potestad de juzgar el caso por un supuesto conflicto de competencias entre el Ministerio de Cultura y Deporte -al que pertenece el CEDD- y el Ministerio del Interior, dado que la Subdelegación del Gobierno de Barcelona abrió un expediente al club después del partido y consideraba que el litigio era competencia de Interior.