ERA UN CONEJO
CARMEN MARTñNEZ CASTRO/
Poca gestión puede acreditar este gobierno cuando ayer el presidente se escondió sistemáticamente en burladeros como el 11-M, la crisis del Prestige, el carácter de Aznar o, en el colmo de la osadía intelectual, la retirada de las estatuas de Franco. Zapatero es un gestor mediocre y un pésimo orador pero un maestro en la disciplina de la demagogia y en ese campo situó el debate.
A falta de argumentos manejó unos cuantos navajazos populistas con precisión quirúrgica. Decir que Rajoy demostró otra vez su brillantez parlamentaria resulta casi ocioso, como es igualmente erróneo analizar el debate de ayer sólo desde el punto de vista formal. Seguimos sin saber qué quiere hacer Zapatero con la Nación pero cada vez le conocemos mejor.
En un momento del debate el presidente recriminó a Rajoy que hubiera calificado en su día la oferta del pacto antiterrorista como un «conejo» que el líder socialista se había sacado de la chistera; a la vista del proceso que ha emprendido Zapatero desde su llegada al poder y que ayer confirmó en sede parlamentaria es evidente que Rajoy acertó de pleno con la profecía. Aquel pacto fue el truco de un político maniobrero y de escasos escrúpulos. Efectivamente era el Pacto un conejo y ayer ZP lo desolló ante toda España
