No soy una persona especialmente política y desde luego apenas me he educado al respecto. Mucho menos que lo que cualquier ciudadano responsable debería hacer. Pero seguramente mucho más que lo que el ciudadano medio ha hecho. Porque la reflexión que quiero hacer en esta jornada de ídem (menudo anacronismo, por cierto) es que el tan manido "no nos representan" es una falacia tremenda. Por supuesto que nos representan. Son nuestro reflejo.

Sé que no es un sentimiento especialmente original, pero frente la reciente ola de "ilusión y regeneración democrática" que ha experimentado una gran parte de la sociedad, la reacción que hemos tenido unos pocos ha sido exactamente la opuesta. Nunca me he sentido más desapegado del sistema democrático que en este momento. No voté en las elecciones de diciembre. Mañana no lo haré. Y, puede que sea un calentón del momento, lo sé, pero a día de hoy me cuesta mucho imaginarme que lo vuelva a hacer alguna vez. Es jodido este sentimiento cuando sabes que las alternativas habituales son terribles. Y si además tienes en cuenta los esfuerzos y sacrificios de tantas personas en el pasado, pues es imposible no sentirse un ingrato.

No voy a elaborar demasiado, porque me quedaría muy faltón, pero básicamente creo que el pueblo tenemos el nivel que tenemos y, consecuentemente, tenemos los políticos y las situaciones políticas que nos merecemos. Subrayo que hablo en primera persona. Que yo he cometido aberraciones como votar a Zapatero en su primera legislatura.

Y no me siento moralmente superior a ningún corrupto ladrón, que yo a diario robo discos, películas y series sin el menor atisbo de remordimiento y, a mi alrededor, no solo no me afean mi conducta sino que la gran mayoría de personas lo celebran y disfrutan de mis robos. Sí, pelín demagógico y facilón, pero son tantos y tantos los ejemplos de pequeñas corrupciones/robos/golferías/pillerías a mi alrededor que no admito esa supuesta altura moral desde la que se indigna el personal. Ok, al que pillen robando, que le juzguen. Desde luego. Pero no tengas los cojones de ponerte tan exquisito, que no conozco a NADIE que aguante un examen con lupa.

Dentro de una serie de debates que, como sociedad, me parecería absolutamente prioritarios que tuviesen lugar (como por ejemplo, el tema de los surrealistas horarios españoles frente al resto de la humanidad), también deberíamos hablar de cierta regeneración moral. Pero todos, como sociedad. Sin cogérnosla con papel de fumar.

Y volviendo al tema de mi desencanto, no puedo obviar el factor fundamental, claro. El auge de Podemos. Hasta ahora había tenido la suerte de no haber vivido in situ el auge de ningún movimento populista. Desde la distancia uno veía cosas como los triunfos del GIL en la Costa del Sol y era incapaz de comprender como podía pasar. Es absolutamente indiscutible el éxito de este tipo de movimientos en las sociedades occidentales a día de hoy. Por la crisis o lo que sea, ahí no me meto. Y los Trump, Boris Johnson, UKIP, Le Pen y similares me producen una repugnancia intelectual tremenda. Ver los apoyos que reciben me resulta deprimente, casi en un sentido literal. Al menos en el sentido de distanciarme del sistema político y casi te diría que de la sociedad.

Y sí, a Pablo Iglesias y Podemos los meto en el mismo saco de los arriba mentados. Ya sé que por aquí hay muchísimos fans acérrimos de Podemos, que por supuesto van a rechazar de plano que se les considere así.

No voy a entrar a discutirlo, porque son tan distantes las percepciones que no le veo sentido. Para mi es obvio al nivel de que la lluvia moja y los gatos maullan. Tan solo diré que ayer los británicos que votaron a favor del Brexit fueron a las urnas ilusionadísimos, con una sonrisa en la boca, que los insultos de los demás eran su fuerza (de verdad que el recital de slogans sacados de religiones /sectas es acojonante). Fueron dispuestos a demostrarles a los viejos partidos políticos, a la casta, que ya no les representan. Que ahora confían en un liderazgo fresco, que va a devolver la dignidad y la Patria al ciudadano de a pie, a los honrados trabajadores. Y las razones detrás del éxito de Trump no son muy diferentes.

Es cierto que el populismo de Podemos, en las formas, es muchísimo más elevado que los Trump o UKIP. Boris Johnson, no tanto, que también tiene una formación académica potente y, como Podemos, consigue dar una pátina intelectual a sus argumentos demagógicos. Y luego están los temas de comunicación, que pese a que a mi personalmente me siguen pareciendo muy mediocres, no tiene ningún sentido negar que han triunfado a lo bestia y que son una maquinaria de propaganda como yo no he visto en mi vida. Eso es así.

Si tuviera que apostar, diría que Iglesias va a ser el próximo presidente (entre dos opciones terribles para el PSOE, esa puedo verla como la menos desastrosa, si consiguen bastantes concesiones a cambio). Pero claro que existe la opción de que sea Rajoy. En cualquier caso tendremos la situación política y el presidente que nos merecemos.

Sí nos representan, por supuesto que sí.

SalU2.