De verdad que aburrido eres que tu argumentacion de ecologista pastelero eres soporifero, comenzaste con algo de humor pero estas acabando durmiendo a las ovejas.
Como yo paso de argumentarte o no carezco de los conocimientos suficientes para tal efecto, aqui te copio un interesante articulo que sbscribo totalmente:
Suscribo el interesantísimo artículo que en su día también escribió el Catedrático de Bioestadística, José Almenara Barrios, cuando afirmó que quizá el culpable de este moderno sentimentalismo por los animales sea Walt Disney. En dicho artículos Almenara comenta que “el nuevo paradigma teje su maraña desde una perspectiva animalista. No he dicho ecologista, digo bien animalista. En palabras del filósofo catalán Víctor Gómez Pin “en los casos más honrados, tales personas (los antitaurinos) actúan con la convicción de que se da una radical homología entre animales y humanos”. Creo que el mundo Disney ha ido cambiando nuestro nivel de prioridades, otorgándole a los animales la racionalidad, el don de la comunicación y el poder de los sentimientos. Esto ha provocado una clara baremación un tanto caótica y animalista que, como dice Almenara, nos empuja a estar a favor de los seres no racionales porque en el fondo pensamos que sienten, sufren y padecen como cualquier ser humano, colocando un mismo rasero entre ellos y el género humano.
Pero volviendo a las atrocidades infligidas a los animales, debo decir que, muy raro que parezca, lejos están los toros bravos de lidia, que se crían de forma extensiva en grandes frondosas dehesas mantenidas, precisamente, gracias a la crianza de este animal y, por ende, no convertidas en explotaciones dirigidas al cultivo del garbazo, el trigo o las pipas, provocando un claro atentado contra el ecosistema que podría incidir, incluso, en el tan cacareado cambio climático. Si existe todavía una gran parte de monte adehesado, conservando todo un patrimonio ecológico y un paisaje autóctono del medio mediterráneo, es, en gran parte, a la crianza del toro bravo de lidia. De otra forma, el aprovechamiento de este carácter paisajístico sería inviable económicamente hablando. Sin duda alguna, el toro bravo es una especie mantenida hasta nuestros días gracias al espectáculo de la Fiesta Taurina, pues como animal de carne deja mucho que desear en comparación con otras especies de bovinos. Pero además, el toro bravo de lidia mueve todo un entramado económico que soporta gran parte del PBI de España. Sostiene puestos de trabajo directos con el manejo del animal en el campo y miles de puestos indirectos que pasa desde fábricas de guarnicionería que producen arreos para los caballos hasta empresas encargadas en la elaboración de piensos, veterinarios, industria farmacéutica y un largo etcétera. Si añadimos a este factor de puro mantenimiento del animal en el campo lo que genera el espectáculo taurino en nuestro país, las cifras se pueden elevar a niveles insospechados. Toreros, transportistas, artesanos, mantenimiento de plazas de toros (pintores, albañiles, carpinteros, cerrajeros, acomodadores, jefes de obras…), empresas taurinas, cuadras de caballos, sastres, medios de comunicación, músicos, administración pública que cobra un 16% en concepto de IVA mientras que otros espectáculos están grabados con el 6%… Y si nos vamos a un tercer estadio, podríamos citar todo el entramado de servicios como hoteles, bares, restaurantes, tiendas especializadas, editoriales, taxistas, coleccionistas, galerías de arte y un largo etcétera.
Todo esto sería erradicado como respuesta a un tormento que sufre un animal tan bello como el toro durante quince minutos. Un animal que estaría abocado a la desaparición con la erradicación de la Fiesta Taurina. Vargas Llosa, al llegar a este punto, agrega en el artículo antes citado que “inevitablemente desaparecerán todas las ganaderías de toros bravos y éstos, en vez de llevar en adelante la bonancible vida vegetativa deglutiendo yerbas en las dehesas y apartando a las moscas con el rabo que les desean los abolicionistas, pasarán a la simple inexistencia. Y me atrevo a suponer que si les dejara la elección entre ser un toro de lidia o no ser, es muy posible que los espléndidos cuadrúpedos, emblemas de la energía vital desde la civilización cretense, elegirían ser lo que son ahora en vez de ser nada”.
Una tercera argumentación del porqué uno está a favor de la Fiesta Taurina es el legado tradicional y cultural que arrastra. A nadie deja impasible, y a muchos les ha servido como motivo de inspiración. Su colorido, su liturgia, todos los elementos que la decoran han sido pasto de las más preclaras mentes de nuestra cultura en los últimos cuatro siglos. La literatura, la pintura, la música, la arquitectura, la escultura o cualquier otra actividad relativa a la creación siempre han tenido un ámbito de trabajo en la Fiesta de los Toros y todo lo que la rodea. Esta última argumentación la sustento con sólo mencionar a algunos de los intelectuales y artistas que abajo reseño como grandes defensores y aficionados a la Fiesta Taurina. Remataré con la lista este post pero no sin antes decir que a partir de ahora podrán los antitaurinos seguir argumentando por qué debemos erradicar esta fiesta que es cruel y anacrónica de nuestra sociedad. Por mi parte, ya he mostrado mis cartas. Ahí va la lista:
Miguel Hernández, Federico García Lorca, Gerardo Diego, José Bergamín, Pablo Ruíz Picasso, Ramón María del Valle Inclán, Camilo José Cela, Rafael Alberti, Albert Boadella, Fernando Savater, Alejandro Sanz, Ramón Pérez de Ayala, Orson Welles, Joaquín Sabina, Ernest Heminway, Carlos Herrera, Lola Flores, Fernando Mújica, Botero, Francisco de Goya y Lucientes, Caco Senante, Jaime Urrutia, Miguel Ángel Aguilar, José María de Cossío, José Ortega y Gasset, Andrés Amorós, Antonio Burgos…
