Elvis Presley cargó de sex appeal un ritmo primitivo: el rock. Bob Dylan le agregó impresiones poéticas. Los Beatles rompieron algunas de esas estructuras musicales (como toda estructura, previsible) y armaron otras, impensadas, con melodías imbatibles. Los Rolling Stones trajeron las seductoras asperezas de la calle. Jimi Hendrix convirtió a la guitarra en el símbolo más importante de esa nueva era. Pink Floyd exploró hasta lo inimaginable. Pero fue Led Zeppelin el grupo que dejó en claro de qué se trata eso del rock and roll. No hay caso. Pasan los años, los grupos, las modas y, sin embargo, cuando suena Zeppelin se puede tener una clara visión del espíritu del rock.
¿Qué sería ese espíritu? Energía desbordante dentro de una estética que combina virtuosismo y creatividad. El resultado es arrollador. No se sale inmune de escuchar a Zeppelin. Pueden pasar otras cosas; puede gustar o no, más o menos, pero el temblor que provoca el cuarteto es inimitable. La guitara de Jimmy Page es tan áspera y aparentemente desprolija como efectiva, con riffs que son un modelo por seguir; Robert Plant, con sus agudos desgarradores, teje melodías agresivas o melancólicas sin ceder nunca a la intensidad; John Bonham le pega a los tambores con tanto poderío y tanta justeza que, desde su muerte, en 1980, no hubo reemplazante posible, y John-Paul Jones, desde el bajo (y más tarde también los teclados), sostenía todo ese virtuosismo exacerbado.
Por supuesto, en Led Zeppelin no se trata sólo de esas cualidades individuales sino de ese encuentro. La combinación de las cuatro personalidades genera una música que no encuentra rivales. Tanto que, cuando conquistaron Estados Unidos, a comienzos de los setenta, muchos se animaron a escribir que superaban a los Beatles.
Mientras buscaba filmaciones para la edición de un DVD, Page encontró por casualidad unas grabaciones de dos conciertos en California en 1972. El resultado es el álbum triple "How The West Was Won"(que hace un par de semanas pregunte si alguien lo tenia, nadie me contesto asi que me lo compre). Una nueva grabación en vivo (que se suma a "The Song Remains The Same", de 1976, y el más reciente "BBC Sessions", con grabaciones de archivo editado en 1997) para revivir (o, por qué no, descubrir) la propuesta de la banda que llevó al rock and roll a un lugar exquisito sin renunciar a esa energía arrolladora.
Nada es igual después de escuchar a Led Zeppelin. Nada es igual después de dejarse atravesar por el filo de una música que rompe con los esquemas previstos. Nada es igual después de dejarse llevar por una canción que se desarma y, con sus propias aristas, inaugura nuevas conmociones.
Salu2, Nelson.
Goodbye...