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U2
Vicente Calderón. 9 de septiembre de 1997.
Músicos: Bono (voz), The Edge (guitarra), Larry Mullen (bajo), Adam Clayton (batería)
Los irlandeses presentaban en Madrid su nuevo show y con él, en teoría, nuevo sonido, nuevo concepto y nuevo look. Después de dos horas de concierto sí parece que estos chicos han cambiado... y mucho: sus himnos más combativos quedaron fuera del repertorio, los dólares gastados en el macroescenario no parecieron justificar su inversión y The Edge se ha convertido, por derecho propio, en el verdadero alma del grupo dejando que Bono ejerza de correcalles por las pasarelas.
El escenario era tan impresionante como se anunciaba, pero, con todo, ni mucho menos lo que la banda puso en marcha con la gira del Zooropa. Una enorme pantalla de vídeo cruzaba todo el ancho del escenario y se elevaba hasta el segundo piso de las tribunas. Delante de ella, el famoso arquito que recuerda al logo de MacDonalds con una cesta de supermercado en su parte superior. A la derecha, el limón pinchado en un altísimo mástil y, como punto importante, una rampa que prolongaba el escenario hasta un segundo set que estaba ubicado en medio del público. Ni Placebo ni Howie B disfrutaron de nada de esto. Placebo, prácticamente, pasaron inadvertidos, por cuanto ni se les veña a la luz del día y el DJ ni siquiera se hizo ver, limitándose a pinchar unos discos que el público recibió como música de ambiente mientras se alimentaba y bebía. Con el último acorde del último plástico que colocó el inefable B se apagaron las luces y los cuatro miembros de U2 salieron al césped. SÍ, al césped. Por un amplio pasillo que separaba al público en dos (aquí también había pulseritas) el grupo se dio un paseo seguido por los focos y saludando. Subieron al escenario pequeño y, mientras que el resto de la banda continuaba por la pasarela para coger sus instrumentos, Bono, vestido como un boxeador, se dedicó a saludar a la gente, levantar las manos y, por fin, entonar MoFo. Como era de esperar, Pop fue el disco más representado, dado que él parece el responsable del nuevo sonido, mucho más dance, que ofrece ahora U2. Gone, Last night on earth, Staring at the sun (que Bono y The Edge hicieron en acústico en el escenario pequeño), Miami (con una interpretación teatral de Bono que recordaba sus mejores tiempos) y Please fueron las piezas del nuevo disco que aparecieron en la primera parte del show. Su resultado en directo fue bastante más que discreto y el público lo recibió con una frialdad que no tenía nada que ver con los momentos más álgidos del concierto. Even better than the real thing, de su Atchung baby, ya no pasó tan desapercibido y Until the end of the world, del mismo álbum, dio paso a un trío de excepción que Bono abordó acercándose al público y poniéndole los pelos de punta. Los tres temas en cuestión fueron New year's day (una de sus obras maestras), Pride (de su antiguo The unforgettable fire) y I still haven't found what I'm looking for, otro temazo que dio paso a All I want is you, baladita en la que Bono se unió a sus compañeros. Sin duda, este momento fue lo más agradecido del show y fue curioso comprobar que fueron las canciones, y no el soberano montaje, lo que más disfrutó el público, un respetable que, por otro lado, llenó casi en su totalidad el Vicente Calderón. Después de que The Edge y Bono se marcaran el acústico, el guitarrista quedó solo en el escenario pequeño e invitó al público a hacer un karaoke con el Sugar sugar de los Archies. El resultado fue desastroso, con el público totalmente sorprendido y con el karaoke a una velocidad ilegible que nada tenía que ver con el tempo de la canción. Probablemente fuera una broma de la banda, pero el asunto resultó un poco tonto y realmente poco divertido. Bullet in the sky fue el otro tema representativo de The Joshua tree antes de que Where the streets have no name cerraran la primera entrega de la noche. Luego vendría el número del limón, una fruta de tamaño gigantesco que estaba recubierta de espejitos y era como una enorme bola de discoteca. Después de la proyección de un vídeo que servía de fondo al Lemon, del Zooropa, el limón avanzó desde un lado del escenario, por la rampa, hacia el escenario pequeño; se abrió al mismo tiempo que una escalerilla se levantaba desde el suelo y la banda bajó, uno a uno, hasta el miniescenario, donde estaba colocado ya todo el set, batería incluida, para que el grupo abordara Discotheque. Las luces y el espectáculo eran propios de una discoteca, pero la gente no bailó todo lo que se pretendía, probablemente porque estaban demasiado apretados para ello. If you were that velvet dess (también del Pop) dio paso a With or without you, una pieza muy adecuada para cerrar el espectáculo. Los bises se cubrieron con Hold me thrill me y un par de temas del Atchung baby (Mysterious ways y One) antes de que empezara a sonar el Sitting in the river de Jimmy Cliff anunciando que el tinglado se había acabado. Y... en fin. La única conclusión que se podía hacer era que U2 no están en su mejor momento, que siguen teniendo un repertorio extraordinario aunque su Pop, como centro principal de un show, termina por colocarlo muy por debajo de lo que esta banda ha ofrecido en otras ocasiones. La actitud del grupo, afortunadamente, evoluciona, pero, de momento, sus canciones no tienen la calidad que la banda ha ofrecido en su faceta más rockera. Siguen teniendo su multitud de fans, una presencia impresionante y un dominio del público propio de lo que son: unas superestrellas, aunque eso no quita el hecho de que U2, como grupo, no está, ni mucho menos, donde estuvo.