La metimos en la Hemeroteca en el 2002, creo, aunque no la he encontrado!
Mira q no suelo estar deacuerdo con Nando Cruz pero, en mi opinión, clavó su crítica :
Vaya por delante que Pop es un disco fallido se mire por donde se mire: carece de canciones memorables y fracasa en su intento de transmitir al oyente la vocación transgresora y hedonista que tanto ha revolucionado a sus autores. U2 sigue huyendo hacia adelante con una exculpadora ingenuidad creativa que trata de avalar con grandes coartadas conceptuales: hermanar rock y baile -más tarde que pronto-, definir las pautas del show de grandes estadios, caricaturizar el consumismo del rock business...
Los irlandeses nacieron como un grupo de rock airado, se transformaron más tarde en una especie de profetas de lo políticamente correcto y en una última mutación sintetizadora se convierten en el grupo que salvará al rock de su agónica redundancia interpretativa. Altruismo creativo debe ser eso.
Pero U2 es un grupo grande, el más importante del momento, así que es normal que sus argumentos fluyan con la misma exageración que les persigue noche y día. El problema es que los resultados no se ajusten a tan ambiciosas intenciones. Y no se ajustan. De entrada, porque la música dance pierde su condicion cuando las siluetas de sus intérpretes interesan en exceso al público. Sólo así se explica que los momentos más bailables de la noche llegaran con Pop muzik y el remix de Lemon, ambos en ausencia del cuarteto.
Y es que el Pop Mart tour no es un espectáculo de rock bailable en conjunto. No durante un larguñsimo bloque central de éxitos que U2 ha renunciado a reinterpretar; los detalles rítmicos en Where the streets have no name quedan en anécdota. Conscientes de sus dimensiones como grupo, han asumido la necesidad de hacerse visibles desde cualquier rincón del estadio como un imperativo artístico, pero durante más de medio recital U2 tiene la obligación de rememorar su pasado, aunque esté en las antípodas de su futurista presente.
Los cuatro dublineses siguen acomplejados por esa supuesta traición que significa crecer en público y ambición creativa, y extienden una pasarela que les acerca al público, que los devuelve a un liliputiense tamaño real cuando ya te has acostumbrado a disfrutarlos en pantalla. ¿Qué les pasa? U2 todavía no han encontrado lo que buscan. O mejor dicho, se dieron de bruces con ello -Achtung baby- y no supieron encontrar el freno o el desvío adecuado. Ahora ya no hay vuelta atrás. Una canción no es trofeo suficiente. El gran estadio se convierte en su nuevo fin.
Y allí se ríen de sí mismos y de su público para obtener la exculpación automática. Esa sátira del consumismo, es autoparodia histriónica debe dar cabida, en concepto, a cualquier cosa: mecheros al viento, limones móviles, baños de multitudes con albornoz de boxeador, críticas al imperalismo yanqui, animaciones de Keith Haring, aceitunas galácticas y hasta una peligrosa Macarena que desbrodó la capacidad de perdón de su público.
ñ‰ste es su concepto del pop. Un espectáculo sin otra moraleja que el consumo voraz hasta la indigestión. Pop Mart es rematadamente descomunal e irregular, emocionante, desconcertante y redundante como cualquier otro show de dimensiones extramusicales. No obstante, U2 firma algunas de las mejores canciones de grandes estadios. Tal vez por ello y por su experiencia, se desenvuelven con una comodidad que hace más llevaderas dos horas de circo rock, no pop.
En ese marco, en el que cualquier otro grupo acaba sintiéndose ridículo, Placebo expusieron con cierta convicción su eléctrico repertorio antes de perecer en un instrumental ruidoso y hueco. Howie B ni mezcló ni buscó clima alguno. Fue del hip-hop a sus discos y de The Verve a Katrina and the Waves, y se quedó tan ancho como el público.
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SalU2 / Vox
I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched C-beams glitter in the dark near the Tannhauser gate. All those moments will be lost in time, like tears in rain. Time to die.