Aprovecho este post para pegar un comentario hecho por una amiga que es diseñadora, me parecía interesante y muy acertado sobre el vestido de Letizia.
"Parece ser que en esta, nuestra patria, existen una enorme cantidad de diseñadores frustrados o críticos de moda. Como es natural, frente a un acontecimiento de la magnitud vivida en las últimas horas, hay opiniones para todos los gustos y si se trata del icono de la ceremonia, como es la indumentaria de la novia, para que contar. Que si le faltaba cola, que si le sobraba, que si las mangas eran más largas de lo que deberían, que si era pesado y carecía de ese aire vaporoso y etéreo del tejido que hubiese proporcionado esa sensación de falsa flotación al andar sobre la alfombra roja, que si debería estar más entallado, ¿¿¿¿¿????, que si era de invierno y se hubiese desmayado si el sol se hubiese puesto rebrincón, que si dada la delicadeza de la osamenta de la ahora princesa era muy difícil de sobrellevar y aún más de desplazar, etc, etc.
Se ve que el cúmulo de horteras que inundan la telebasura de los fines de semana, entre las que se encuentran algunos periodist@s con muy mala leche y peor lengua y gusto, son muy dados a los excesos escénicos. No sé que pretendían que tuviese la vestimenta de la novia. Muchos de estos insistían en la falta de luminosidad del traje.
¿Pero que coño de luminosidad en un día que no ha salido el sol un puñetero minuto y ha diluviado por momentos? ¿qué pretendían? ......¿que le pusiesen un foco con un vástago pegado en la espalda ......o un frontal de otorrino?
Un tal Carlos García Calvo, un pollo de acento argentino y que entrevera palabros de otras lenguas distintas a la vernácula con muy buen acento aunque acompañado de siseos afeminados, ha comentado que así como la Reina, su Majestad Doña Sofía iba espantosa, el traje diseñado por el maestro Pertegaz, ....era una obra de arte, muy apropiado para la ocasión y las circunstancias propias de la desposada, como son "una "cierta edad" y unas segundas nupcias, y como debe ser "hombre" de detalles sutiles y analítico en el detalle, insistía en la humedad relativa del aire como contratiempo adicional para resaltar la pesadez de los cuatro metros y medio de cola.
En el otro extremo de opinión, el Sr. Peñafiel, que parece abrigar un fuerte resentimiento a todo lo relacionado con el bodorrio o con respecto a la Casa Real, (que dada mi poca curiosidad por los asuntos de la prensa rosa desconozco), se ha despachado con sorna contenida, mirada nerviosa, sonrisa sardónica y bilis de digestión pesada, puesto que todo lo que ha salido por esa boca, con respecto al enlace, ha sido para apuntar defectos, minorar virtudes y soterrar los puntos brillantes. Si se puede hablar de bruñidos en día tan aciago para las lentejuelas. No sé que esperaban algunas de estas mariconas de lengua emponzoñada pero a mí personalmente me ha parecido que Doña Letizia administraba su elegancia natural con movimientos tímidamente contenidos, muy acordes para la sobria ceremonia que se ha querido celebrar ya que ha de pensarse en el Madrid de hace un par de meses. Ese que ha sido sometido a una de las mayores catástrofes desde que dejó de ser villa.
Con respecto al traje, ......me ha parecido, clásico, de austeros cortes y trazos minimalistas, adornados por discretos bordados embebidos en la iconografía de la realeza, de una calidad en el tejido que se apreciaba a un centenar de metros, de una apagada luminosidad que en un día de aguaceros torrenciales, como el de hoy, no le ha hecho todos los méritos de los que gustan de brillos pantagruélicos, de una elegancia de otros tiempos que recordaba a las divas del cine negro americano, un traje de cuento de príncipes y princesas, atemporal, de los que aguanta sin miramientos el paso del tiempo, (hace unos minutos he visto en un breve reportaje el traje de la malograda Lady Di y madre mía, casi me tengo que poner unas gafas para intensas insolaciones a pesar de verlo en la tele). Pero lo que sí he podido apreciar, a mi modesto entendimiento, es que este pañs es un parañso para los envidiosos. La envidia ha sido, es y muy probablemente será, una de las características singulares del representante patrio. Lástima de tanto ingenio tan mal reconducido.
Mis felicitaciones desde aquí al maestro de alta costura."
