Noche muy amarga de elecciones, independientemente de si se pertene a los ganadores o a los perdedores. Se veñ­a venir que esto de mezclar 200 muertes y miles de heridos con la polí­tica pura y dura no dejaba de ser asqueroso. En fin...

Mis conclusiones: el 11- M ha agudizado la tendencia de movilización de la izquierda escéptica y abstencionista (al menos desde los últimos años del felipismo), que como ya se preveñ­a iba a lograr que el PP no lograra la mayorí­a absoluta. Sin embargo, se daba por segura la victoria holgada de un PP obligado a pactar, a la postre gran perjudicado por el alto número de participación. Aunque no tengo los datos, me juego lo que sea a que el PP sólo sufre un ligero descenso de votos respecto al 2000; en cambio, el PSOE sufre una gran subida que viene casi en su totalidad de la izquierda escéptica que hoy sí­ se ha decidido a votar, tal vez tapándose la nariz, tras el lamentable espectáculo que nos ha deparado el PP en los últimos dí­as, sobre todo con la actuación estelar de Acebes (ese "con toda seguridad se trata de ETA, y el que piense lo contrario es un miserable" debe figurar desde ya en la antologí­a del desatino “como cuando Winston llegó a Inglaterra tras firmar el tratado de no agresión con los nazis diciendo que "trañ­a la paz para toda una época"...).

La movilización de la izquierda escéptica, todaví­a entre las nauseas provocadas por el felipismo crepuscular, se veñ­a venir antes del atentado no sólo por el tema de la guerra, curiosamente en un plano secundario hasta este último jueves, sino sobre todo por el enconamiento con los nacionalismos periféricos y el estilo chusquero de un gobierno que identificaba PP con España. No deja de ser curioso que esta fórmula, en la que sólo hay cabida al maximalismo y no al diálogo propio de la democracia, sea un plagio de las artes de sus archivillanos, el PNV (que identifica, con notable éxito, PNV = Euskadi, hasta el extremo de que lengua “Euskera- y bandera “Ikurriña- de la pretendida nación es obra “y sobre todo milagro- del fundador del partido, Sabino Arana).

Esta estrategia fue la que llevó al éxito de la mayorí­a al PP en el año 2000, pero más por desgaste de la izquierda y sus múltiples abstencionistas, que por apoderarse de sentimientos y funciones ajenas (el espí­ritu de Ermua por el asesinato de Miguel ñngel Blanco que el Partido Popular hizo suyo, así­ como autoproclamarse defensores y garantes de la Constitución y unidad de España). Ese talante les llevó a encabronarse con el PNV, CIU y todo lo que oliera a nacionalista, porque ya no los necesitaban al poseer la mayorí­a absoluta. Y sobre todo les llevó a la guerra más absurda en la que se podí­a meter España, la de Irak, donde no se nos habí­a perdido absolutamente nada (UK es aliado histórico de USA, y es natural porque les liberaron hace cincuenta años, mientras que nosotros le debemos a EEUU la legitimación internacional del régimen de Franco... bueno, tal vez esto último es lo que les debí­a Aznar a tí­tulo personal... no se debe olvidar la importancia periodí­stica de su padre para el régimen franquista y su juventud loca en la Falange) y en la que no podí­amos aportar nada (no tenemos ejército) salvo legitimidad a unos desgraciados. Como somos tan idiotas que ni conseguimos beneficio económico, tal altura de miras de ese estadista llamado ñnsar solo podí­a depararnos desgracias en forma de atentados o soldados muertos en el desierto iraquí­.

Lo peor de todo, es que cuando esto ha ocurrido (los atentados), el gobierno ha dado graves muestras de ineptitud por partida doble:

-por un lado, resulta que tras meternos en el fregao iraquí­ ni si quiera imaginaron por un instante que el culpable del atentado fuera Al Qaeda. Nos metimos en una guerra de las de verdad pensando que era de las de mentirijillas, sin reparar en las consecuencias. Vamos, que tras tan grave decisión ni se dignaron a crear mecanismos de protección a la población, como unidades antiterroristas especializadas en grupos islámicos o planes de emergencia ante ataques del calibre del de este último jueves. Una irresponsabilidad infinita, aún más cuando se van descubriendo los detalles de la investigación, porque estos terroristas distaban bastante de ser discretos e hilar fino.

-su cerrazón, en pos de esa identificación PP = España (otro buen ejemplo fue el asunto Carod), señaló como culpable del atentado a ETA. Si al menos la cinta de la furgoneta fuera de Fermí­n Muguruza... pero no, venga y dale con ETA, cuando todos los medios internacionales (que he leñ­do y visto como si estuviéramos en la más triste postguerra...) apuntaban a Al Qaeda. Al final, en esos medios internacionales Arnaldo Otegui ha quedado como el tipo más templado y razonable del mundo frente a un enloquecido y empecinado Acebes. Vamos, que han dado un apoyo inmenso al mundo abertzale.

Cuando se quisieron apear del burro era ya demasiado tarde. Las burdas manipulaciones de la jornada de reflexión sólo sirvieron para reforzar la determinación de buena parte de la izquierda dormida: esta vez tocaba votar, y no sólo para parar al PP, sino para reforzar la democracia con el acto del voto frente a la barbarie terrorista “en cuyo caso jamás votarí­an al PP, claro está-.

Resultado: el PSOE gana las elecciones por sorpresa.

Pero es todo demasiado triste... porque no hay que olvidar que los terroristas han logrado su objetivo: influir en unas elecciones democráticas. Para eso pusieran las bombas del pasado jueves. Buscan un efecto dominó: victoria del PSOE, retirada de las tropas de Irak, ruptura de la alianza de las Azores (así­ se plasma en la estrategia interceptada a Al Qaeda)... han dado en el eslabón más débil, España; y sobre todo lamento la indefensión en la que nos encontrábamos, porque el gobierno apostó fuerte por esa alianza sin dar garantí­as de seguridad a la población, tanto que ni siquiera pensaron en lo que, por lógica, nos podí­a pasar. Era mejor utilizar esos muertos con fines polí­ticos, en contra de ETA.

Hemos sido los tontos de toda esta función.

Saludos

P.D No soy un tipo muy polí­tico, pero me gusta mucho la polí­tica, y creo que estamos viviendo unos momentos apasionantes, y por eso todo este post. Pero por encima de todo están las ví­ctimas, y casi me doy asco a mi mismo edificando teorí­as sobre los cadáveres.