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¿Es Nicolas Cage el mejor actor de la historia?
08 December 2015 a las 21:28
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Hacía tiempo que no me descojonaba tanto.

[www.jotdown.es]

En realidad, para poder determinar con certeza quién es el mejor actor de la historia sería necesario que la capacidad de interpretación de los posibles candidatos fuese una magnitud susceptible de ser comparada con una unidad de medida prestablecida, de tal modo que pudiésemos hallar cuántas de estas unidades hay en aquella. Una distancia, por ejemplo, puede ser señalada en metros, el estándar de longitud del sistema métrico decimal; una masa en kilogramos —preferiblemente sin ropa y antes de desayunar—; y un trabajo en julios, tal vez porque es el mes en que la contratación estacional se traduce en las tasas más bajas de desempleo.

Pero las dotes interpretativas, por desgracia, no pueden ser calculadas de forma objetiva porque no se pueden medir. O lo que es lo mismo, son inconmesurables. Se podría decir, por tanto, que la habilidad de Nicolas Cage para la actuación es inconmensurable. Y convendrán conmigo en que si algo es inconmensurable significa que es enorme, por lo que cabe deducir que Nicolas Cage tiene un talento descomunal para la interpretación. Primer argumento a su favor.

En segundo lugar, si repasamos la filmografía de algunos de los considerados por crítica y público como los mejores actores de nuestro tiempo, como Al Pacino, Jack Nicholson, Daniel Day-Lewis o Will Smith, comprobamos atónitos que Nicolas Cage, con setenta y ocho títulos según la Wikipedia, ha actuado en muchas más películas que cualquiera de ellos. Es más, ha integrado el reparto de más cintas que Al Pacino y Daniel Day-Lewis juntos. Incluso más del triple que todas en las que ha participado Will Smith a lo largo de su carrera. Si aceptamos que Messi y Cristiano son los mejores futbolistas del mundo porque nadie marca más goles que ellos, a la fuerza Nicolas Cage ha de ser también el mejor actor.

Alguien podría objetar, no obstante, que Messi es el mejor jugador no solo porque marca muchos goles, sino porque además aporta un componente indiscutible de calidad. No sería exagerado afirmar, a fin de cuentas, que ha sido él quien ha convertido al Barça en el mejor equipo del mundo después de Real Madrid, AC Milan, Manchester United, etc. Sin embargo, si hablamos de calidad, no es menos cierto que fue la inapelable interpretación de Cage la que ha hecho de Con Air el mejor film de la historia del cine. Algunos defienden que es El Padrino. Otros, Casablanca. Muerte en Venecia, El club de la lucha, Cinema Paradiso, Taxi Driver, El Padrino III, La lista de Schindler. Las elegidas son muchas, pero solo Con Air reúne la dosis exacta de acción, intriga, tensión narrativa, profundidad argumental, credibilidad e inteligencia emocional. Y todo en una sola cinta. Probablemente estemos, sin exagerar, ante la Psicosis del siglo XX.

Con Air es un canto al instinto de supervivencia del ser humano. En el desarrollo de su trama se aprecia con nitidez una defensa sincera de los postulados del libertarismo metafísico, en una línea muy similar a la reinterpretación de los mismos que ha llevado a cabo el profesor Peter van Inwagen a lo largo de su obra. Cameron Poe, magistralmente encarnado por Nicolas Cage, impone su fuerza de voluntad al nexo causal que une su pasado con su futuro, y lo hace en un escenario claustrofóbico: un avión lleno de reclusos dispuestos a fugarse por las bravas.

El reparto es el sueño de cualquier director. Está repleto de figuras de la interpretación que no necesitan presentación. Steve Buscemi (ese que hace de bandido en Fargo y también sale en El gran Lebowski), que cuaja una actuación sublime cuando juega con una niña en el aeródromo y canta aquello de «tiene todo el mundo, en sus manos tiene el mundo entero». John Cusack (salía en Alta Fidelidad y se parece al de Dos hombres y medio), que interpreta al policía que jamás pierde la fe en Poe. John Malkovich (el de Cómo ser John Malkovich), quien da vida a un villano eterno cuyo nombre asusta con solo mencionarlo: Cyrus el virus. Y luego también sale Danny Trejo. Todos los matices del guion, todos los pequeños detalles que conforman la trama quedan perfectamente resumidos en el que quizá sea el título más redondo de todos cuantos existen. Con Air. Donde Con es convicto y Air es aire. Ahí queda eso.

Pero la carrera de Nicolas Cage no se reduce a las grandes producciones de Hollywood. Sería muy fácil resaltar su papel en esa película en la que interpreta a un motorista que tiene una calavera en llamas por cabeza. O su trabajo en La mandolina del capitán Corelli (de esta película cabe destacar que hace de un capitán que toca la mandolina) o en Hombre de familia (en esta interpreta a un hombre de familia). Pero ser el mejor te obliga a elegir a veces el camino difícil, y todo el mundo sabe que, en el mundo del cine, la gloria no está en Hollywood sino en las producciones de presupuesto pequeño, con mucha menos repercusión mediática, a las que el gran público apenas presta atención, pero tienen la etiqueta de «no comercial«. Ese sí es buen cine y no el de Spielberg.

Y en ese ámbito, el bueno de Nicolas se mueve como nadie. Sin ir más lejos, en Adaptation (El ladrón de orquídeas), Cage tuvo que interpretar a dos hermanos gemelos en el mismo largometraje. Es decir, ¡hizo de dos personas distintas a la vez! Y por si eso no lo convierte automáticamente en el mejor actor del mundo, he aquí una dificultad añadida: una de ellas es Charlie Kaufman, que es también el guionista de la película. Y para colmo, el guionista de la película, durante la misma, escribe sobre cómo él mismo está escribiendo la película, de forma que el argumento va adoptando forma en la pantalla a medida que también se va escribiendo. Y todo ello basándose en un libro de Susan Orlean del mismo nombre que a su vez se basa en un artículo suyo para The New Yorker. Bueno, pues en medio de todo este caos metacinematográfico, el actor que da vida a Charlie Kaufman es Nicolas Cage. Y además, a su hermano gemelo, que ni siquiera existe. Dos personas al mismo tiempo. El doble de trabajo que un actor normal. Increíble.

Pero donde Cage se corona es en Arizona Baby, que es de los hermanos Coen y por lo tanto es buenísima. Yo no la he visto, pero sí he visto Barton Fink y me encantó, la verdad. Siempre he pensado que se basa en el testimonio de William Faulkner sobre su experiencia como guionista en Hollywood, recogido por la editorial Fundamentos en el volumen Los escritores frente al cine: «Cuando apenas había entrado en mi habitación, sonó el teléfono. Era Browning (el director Tod Browning). Me dijo que fuera a su habitación al instante. Eso hice. Me enseña un telegrama. Decía: “Faulkner queda despedido. MGM Studio”. “No se preocupe”, dijo Browning. “Ahora llamo a este no-sé-cuántos y no solo hago que vuelvan a ponerle en nómina, sino que le envíen una satisfacción por escrito”. Llamaron a la puerta. Era un botones con otro telegrama. Este decía: “Browning queda despedido. MGM Studio”. Así que volví a casa». Pues eso, que las interpretaciones de John Turturro y John Goodman en Barton Fink son sencillamente magníficas. También sale Steve Buscemi, el de Con Air. Nicolas Cage no sale.

Es evidente que todo lo mencionado hasta ahora sería suficiente para que cualquier persona en su sano juicio se convenciese de que no es descabellado considerar a Nicolas Cage como el mejor actor de la historia. No obstante, todavía resta aducir el último y definitivo argumento, que no es otro que su actuación en Cara a cara. La vida es un lugar engañoso, un salón de espejos circenses en el que a veces somos incapaces de distinguir qué formas son falsas y cuáles integran la realidad. Pero sobre aquello que es único, sobre aquello que se eleva sobre todo lo demás como un prodigio extraordinario, jamás existe discusión. La interpretación de Cage en esa película es una de esas maravillas inconfundibles.

Hay un momento del metraje en el que Nicolas se hace la cirugía estética para ser igual que John Travolta. Cualquier otra persona, en manos del mejor cirujano, habría terminado pareciéndose muchísimo a él. Pero Cage, además de la similitud facial resultante de la operación, comienza además a caminar como Travolta. A hablar como Travolta. Incluso gana volumen corporal y adopta los mismos tics nerviosos en la que probablemente se pueda considerar como la interpretación perfecta. Tal es así que a partir de ese instante uno cree realmente estar viendo a John Travolta cuando en realidad es Nicolas Cage. No quiero ni imaginar todo el trabajo que hay detrás de semejante ejemplo de virtud. Semanas modulando la voz para que sea exactamente la misma. Meses de trabajo frente al espejo hasta lograr desarrollar la misma expresión, los mismos gestos, las mismas reacciones. Resulta francamente motivador.

Es verdad que a partir de entonces, quizá por el esfuerzo realizado en un alarde interpretativo de tal magnitud, las representaciones de Cage en la gran pantalla se resintieron un poco. El brillo al que nos tenía acostumbrados se apaga un poco en Operación Swordfish, por ejemplo, donde interpreta a un terrorista que se vale de Hugh Jackman para descifrar un código secreto mientras Halle Berry se pasea por allí de vez en cuando con los pezones al viento. En Cerdos salvajes comparte cartel con Tim Allen, Martin Lawrence y William H. Macey, un grupo de moteros cincuentones dispuestos a dejar atrás sus rutinarias vidas y vivir aventuras sorprendentes, pero Cage vuelve a mostrarse sobreactuado y poco creíble. Más o menos en la línea de John Travolta en Phenomenon. Y poco más. Dos canguros muy maduros tampoco está al nivel de sus mejores trabajos y en Desde París con amor su personaje pasa desapercibido.

Sin embargo, contradiciendo a Baudelaire, no se puede ser sublime siempre. Que Nicolas Cage se haya relajado tras la cirugía es hasta cierto punto comprensible. Al fin y al cabo, para poder dar lo mejor de uno mismo es muy importante seguir siendo ese mismo, y ser John Travolta no ayuda. Pero Cage ya ha pisado arenas movedizas en otras ocasiones y ha sabido salir airoso. De hecho, a pesar de que su verdadero nombre es Nicolas Kim Coppola y sería lógico que, como cualquiera, hubiese preferido comenzar su carrera con un poco de viento a favor en las velas, decidió no usar el apellido familiar para que nadie pudiese acusarlo de haberse beneficiado de la fama de su tío, Francis Ford Coppola, jugada que se volvió en su contra cuando se presentó a su primera audición para Rebeldes y su tío eligió a Matt Dillon en vez de a él. Pero lejos de desanimarse siguió adelante y terminó convirtiéndose en el mejor actor de la historia, como ha quedado demostrado.

Cómo superará el bache que actualmente atraviesa es un misterio, pero estoy convencido de que en realidad ni siquiera le importa. Ya lo cantaba Amaral: como Nicolas Cage en Leaving Las Vegas, Nicolas Cage no tiene planes más allá de esta cena; es un misterio hacia dónde la noche lo lleva.
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edupunti 466 08 December 2015 a las 21:28
Joaquín 137 09 December 2015 a las 10:13
edupunti 102 09 December 2015 a las 11:44
Joaquín 92 09 December 2015 a las 12:39
lipgloss 122 09 December 2015 a las 12:44
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