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RELATO DE UN TIMO (NO SOMOS NADA)
10 December 2008 a las 11:53
Numero de lecturas: 967
No deja de ser irónico que yo haya sufrido en mis propias carnes aquello que en su momento critiqué. Much@s recordaréis que cuando salió en el foro un supuesto timo (¿se ha aclarado ya?) de un forero a otro en la compra-venta de una entrada de cierto grupejo irlandés yo dije que tan culpable era el timador como el que se deja timar. Pues eso me pasa por hablar, y aquí está mi historia, por dos motivos: el principal, porque ya hace tiempo descubrí que reírse de uno mismo es muy saludable y ayuda a sentirse mejor. Segundo, porque en su momento yo utilicé este foro para hacer publicidad descarada de mi libro y el foro se merece saber lo que ha pasado.

La historia de mi libro entre 1997 y 2004 no viene a cuento ahora, está explicada en mi Web. Lo que nos ocupa es lo que sucede desde el 14 de Octubre de 2004, cuando en la sección La Contra del periódico La Vanguardia aparece una entrevista a una editora de autores desconocidos. Decido enviarle mi manuscrito y lo acepta para su publicación, aunque asumiendo yo el coste.

La propuesta está clara. Una edición de 500 ejemplares al precio de 2.195 euros. Yo me quedo el 45% de las ventas (restando el 4% de I.V.A.) con un precio de venta del libro de 13 euros. Haciendo números, resulta que con 391 ejemplares recupero la inversión, con la venta de los 500 gano 610 euros. Teniendo en cuenta que hay miles de empresas certificadas en España con la Norma ISO 9000, el plan no es nada descabellado. Y si se venden bien los 500, en las ediciones posteriores la editorial asume el coste y me da el 10% Las oficinas de la editorial están situadas en pleno Eixample barcelonés y el hecho de salir en La Vanguardia me ofrece unas ciertas garantías. Así que firmo el contrarto y doy el dinero en los tres plazos acordados.

Cuando llegan los ejemplares, además de casi llorar con la emoción (¡hijo mío!), recibo mis dos primeros reveses. Primero, que el precio de venta será finalmente de 12 €. Segundo, que los diez ejemplares que solicité para regalar a mis familiares y amigos me los resta de los 500. Así que los posibles beneficios se reducen, quedan sólo 490 ejemplares para vender y el 45% de 12 € es obviamente menos que el 45% de 13. En estas condiciones, para recuperar la inversión necesito vender 424 y si los vendo todos gano unos 400€. En cualquier caso, ver mi libro publicado compensa sobradamente todos los disgustos (un sueño hecho realidad) y como tengo confianza ciega en mi libro pienso que habrá muchas reediciones y que acabaré haciendo un buen negocio... ¡juas, juas!

Estamos a finales del 2005 y las cosas empiezan bien. Pongo en marcha mi Web, la editorial pone en marcha la Venta On-Line, hago publicidad por foros de Internet (incluyendo East Link) y el libro empieza a venderse a buen ritmo. Incluso veo ejemplares en La Casa del Llibre y Excellence, librerías céntricas de Barcelona. Meses más tarde cuelgo en East Link un segundo post diciendo que es un éxito y que la segunda edición caerá pronto... y a partir de ahí se me hiela la sonrisa en la cara.

Las promociones prometidas (presentaciones, anuncios, etc.) brillan por su ausencia y empiezo a recibir correos en mi web de gente que no consigue el libro al pedirlo por el servicio On-Line. Especialmente sangrante es el caso de un forero (y sin embargo amigo) que vive en una bonita ciudad de la periferia española que no lo consigue a través de ninguna librería. Cuando al fin se lo envían desde la editorial ¡no se lo cobran! El caos es absoluto, especialmente memorable es la respuesta de la editora a mi propuesta de vender en los aeropuertos, donde mucha gente de empresa pierde largas horas: “¿Sabes qué distribuidora tiene el aeropuerto?”

Al cumplirse el año del contrato debo recibir los derechos de autor de los libros vendidos, y nuevamente mis e-mails se pierden por la inmensidad de la red. Decido consultar a un abogado (y sin embargo amigo) y queda al aire mi enorme candidez. No hay manera legal de relacionar la propuesta inicial con el contrato finalmente firmado, ni siquiera se estipula en el contrato el precio de venta al público... lo sé, lo sé, no hace falta que me machaquéis, ingenuo perdido. Los compromisos de la editorial son tan vagos que con sólo estar el libro presente en alguna librería ya puede considerarse cumplido. Al menos queda claro y sin margen de duda (menos mal) que debo recibir los derechos correspondientes al primer año. Se lo dejo en sus manos y queda claro que la lagarta en el fondo no es muy “profesional” ni valiente en su estafa, un solo e-mail de mi abogado (y sin embargo amigo) basta para comprometerse a pagar los derechos de 50 copias. Es evidente que lo de “abogado de tal” sigue dando impresión a pesar de todo. Lo de los 50 es puramente aproximado, en el siglo XXI y con el código de barras no es posible tener controlados los ejemplares (o al menos eso me dice la lagarta).

Al acercarse el segundo año decido llamar para liquidar el tema. El contrato es de dos años y tengo derecho a no renovar y quedarme los ejemplares no vendidos. La respuesta “ya no trabaja aquí” me deja petrificado, pero a continuación me dan el nombre del nuevo responsable. Contacto con él y quedamos en los nuevos locales. Si defino a nuestro nuevo protagonista como “progre catalanista” creo que más o menos todo el mundo me entenderá.

Estamos en julio de 2007 y la situación es la siguiente:
1) La lagarta les ha vendido la editorial dejando un agujero económico.
2) Se han detectado casos en que el autor ha pagado 500 ejemplares y sólo se han editado 150.
3) El distribuidor de los libros debe dinero a la editorial.
4) Es imposible saber los libros vendidos.
5) La editorial debe dinero a la imprenta que imprimió mi libro y la relación es “tensa”.
6) Yo ahí en medio con una cara de gilipollas que se puede ver desde Magadascar.

A pesar de los pesares, llega a la conversación un rayo de luz. Mi libro es uno de los pocos que se ha ido vendiendo regularmente y están interesados en seguir con él. Lo primero que hay que aclarar es el número de ejemplares impresos en su momento. En las oficinas de la lagarta se han encontrado 235 ejemplares, y el distribuidor tiene 31, o sea 266. Raudo y veloz, nuestro amigo el progre agarra el teléfono y llama a la imprenta, les dice que seguro seguro que les va a pagar y que por favor le digan los ejemplares de mi querido libro... como era de esperar dicen que se lo mirarán y dirán algo. Quedamos en que me confirmarán lo antes posible el número de ejemplares editados para liquidar los derechos de autor hasta entonces.

Llega entonces el verano veranete, la playa, el sol y las vacaciones y decido dejar el tema hasta septiembre... y vuelta a las andadas, ya sabéis aquello de “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, mis llamadas y e-mails se quedan sin respuesta. Me coge entonces un ataque de pasotismo y decido no hacer nada, en cualquier caso ya no recibo quejas en mi web de libros no servidos, así que supongo que si alguien lo quiere lo puede comprar sin problemas.

El 7 de diciembre tengo puente y decido dar el último zarpazo, me presento por sorpresa en la editorial y esta vez la diosa fortuna me sonríe, porque el “progre” está allí y me atiende. Me dice que él ya no lleva el tema (ya estamos) y me da la tarjeta de otra persona. No obstante, como se da cuenta de que las pelotas se me están hinchando considerablemente bajo mis Calvin Klein, me trata con total cordialidad y me ofrece el teléfono para que llame yo a la imprenta a ver si aclaramos de una p. vez lo de los ejemplares... cuando me presento me sueltan un “le felicito por el libro” que me deja descolocado y muy feliz, pero que les deben dinero y que bueno, “dame el móvil y ya te lo diré”...

El “regalito” de Navidad que me llevo de la visita es que el precio de venta del libro se ha bajado a 9€ para adecuarlo a la línea de precios de la editorial. Así que de 13 a 12 y al final 9, esto sí son rebajas y no las del Corte Inglés. Hago mis números al llegar a casa y veo que ahora ni siquiera vendiendo todos los libros (suponiendo, mucho suponer, que se imprimieron 500) ganaré un céntimo... snif, dura vida ésta del escritor, no me extraña que tantos acaben locos y tantos suicidados. Lo único positivo es que el libro se va vendiendo, a cuentagotas pero se va vendiendo.

Al no recibir la esperada llamada ni atender mis llamadas, con la imagen de Harry El Sucio en la mente decido ir a visitar la imprenta por sorpresa. VOY A LLEGAR HASTA EL FONDO. Gentileza de Internet, por cierto, pongo el número de teléfono en el Google y aparece en milésimas de segundo la dirección, no muy lejos de mi casa, ¡gran invento esto de Internet!. De entrada el jefe del asunto se pone duro conmigo y me dice “ya se puede marchar” cuando le digo que no me iré hasta saber el número de copias editado. Decido olvidarme de Harry El Sucio y buscar la vía cordial... le digo que yo estoy como él (timado) y que si me ayuda igual podemos todos salir bien librados del asunto. Al final acepta y me enseña la factura y... (profundo suspiro de alivio)... aparece un bonito “500 ejemplares”. Me llevo una copia de la factura que guardo como un tesoro, esto me evitará (al menos) poner una denuncia por estafa, lo cual ya es mucho. Así que 500 menos 10 que me quedé, menos 50 que ya cobré y menos los 266 que tienen localizados quedan 174 que se supone se han vendido y debo cobrar al precio de venta de 12€, o sea 912,61... bueno, menos da una piedra, aunque falta cobrarlos, claro. El “progre” me promete que me pagarán antes del 31 de enero, en caso de no recibir el dinero me da el e-mail de la gerente... otra persona más por el medio.

Con la factura veo el negocio redondo de la lagarta esa. La impresión de mi libro le costó 910,36€, al que sólo habría que sumar el tiempo empleado en maquetar, corregir (no mucho, realmente) con lo que al menos se sacó un beneficio limpio de 1.000 euros... y eso sin necesidad de vender un solo libro. No digamos a los que les cobró 500 e imprimió sólo 150...

Otra tema a solucionar: Teniendo en cuenta que el 90% de los autores conocieron la editorial por la entrevista en La Contra, decido averiguar la posible implicación del periodista de La Vanguardia, y le mando un e-mail sin ninguna esperanza de recibir respuesta. Me equivoco una vez más en mis predicciones, el periodista me responde y me dice que su única relación con ella fue la entrevista que le realizó, aconsejado por otra persona de plena confianza. Ni la conocía antes ni la volvió a ver después ni lógicamente podía saber lo que pasaría. Acepto sus explicaciones no sin antes pedirle que como periodista haga un artículo-denuncia de esas editoriales que lo publican todo a cargo del autor jugando con la ilusión de la gente.

Como ya era jodidamente previsible, la promesa de pagarme antes del 31 de enero no se cumple, así que, ya sin nada que perder y a saco, les envío unos e-mails en plan destroyer total con amenazas de demanda y tono insultante. Me prometen pagar antes de marzo no sin antes discutirme la gerente el número de ejemplares vendidos como si no lo hubiera hablado ya con el pogre ... ¿qué más tendré que aguantar?

Repito la operación y me pongo en contacto con mi amigo (y sin embargo abogado) para ver qué podemos hacer. Me da cita para después de Semana Santa, y como tiene mucho trabajo, al final hasta el 10 de abril no manda otro e-mail duro y amenazante a la gerente... que responde (cómo no) con más largas, “me miro el expediente”, “después de Sant Jordi”...

Le pido a mi amigo (y sin embargo abogado) que le dé un ultimatum, que le enseñe una denuncia (ficticia) que ya tiene a punto pero esta vez no es necesario. El 12 de mayo de 2008 el dinero está ingresado en mi cuenta corriente.

El pasado mes de octubre volvemos a la carga, en la WEB de La Casa del Libro aparece el libro como descatalogado, por lo que mi abogado (y sin... bah, nada) reclama los derechos de los 266 libros restantes porque parece evidente que el libro está agotado... pues no, responden que no se ha agotado y que en marzo ya abonarán los derechos de los “pocos” (textualmente) ejemplares vendidos. Sin distribución, sin promoción, sin nada, decido romper ya con el asunto y pedimos que nos entreguen los ejemplares restantes. Es la última sorpresa, sólo devuelven 149 ejemplares, lo que significa que desde la última vez se han vendido 117, cantidad más que respetable y que hace incomprensible lo de “pocos”.

En fin, ya sin marcha atrás les envío la factura por los derechos de los 117 (a día de hoy sin cobrar, ya veremos...) y me pongo a vender los libros desde mi WEB, en versión papel y pdf.

OFERTA DE NAVIDAD: como gentileza hacia vosotr@s, querid@s forer@s de East Link, puedo enviar al que esté interesado el libro en pdf por e-mail GRATIS TOTAL. Si luego lo quiere en papel entonces sí tendrá que pasar por caja. Un privado y adelante con la oferta.


NOTA: he omitido cualquier nombre propio para evitar posibles problemas legales con East Link. Si alguien tiene interés puede consultarlo en mi web [www.iso9000lagranfarsa.com], sección Historia.
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