El "Príncipe Oscuro" está de vuelta. Y sorprendentemente rápido, al menos para lo que suele ser el ritmo actual de ediciones de discos de U2. Lejos están las épocas en que las grandes bandas editaban un disco por año, a veces incluso dos (ej: los Beatles y Rolling Stones en los "˜60s). Es verdad que hoy en día las giras son más extensas y el mercado no resiste mucha sobreabundancia de productos de un mismo artista (ok Vox?). Pero también es verdad que los músicos escriben menos canciones, o será que dejan muchas en el cajón.
Nocturama puede resultar un poco desconcertante para quien venga escuchando a Cave en los últimos años. Comienza en el mismo tono calmo y depre con "Wonderful Life", "He Wants You" y "Right Out Of Your Head", dominadas por el piano y con bellas guitarras slide. "Bring It On" es el tema más accesible del álbum, con estribillo pegadizo y todo. Pero el primer zarpazo llega con "Dead Man In My Bed", un brutal rock con guitarras eléctricas y órgano Hammond al mango.
La segunda mitad respeta la misma estructura. Cuatro baladas al hilo, con "Still In Love", "There Is A Town", "Rock Of Gibraltar" y "She Passed By My Window". Y para el final, la tremenda "Babe, I"™m On Fire", otro monstruoso rock de 15 minutos de duración, fascinante por momentos, pero que no puede evitar ser repetitivo (tampoco lo intenta: esa es precisamente la idea de la canción). Se ama o se odia. Pero hace rato que Nick Cave & The Bad Seeds no roqueaban de esta forma.
A nivel lírico, hay también hay sutiles cambios. Nick ya no cuenta historias góticas y poéticas como hasta su disco anterior. En este trabajo es más introspectivo y Cave se dedica a tratar de expresar sentimientos y sensaciones, o de mostrar su costado más irónico, como en "Babe, I"™m On Fire".
En suma, "Nocturama" es la comprobación de que el nivel de Nick Cave no decae con el tiempo, a pesar de que uno de sus temas preferidos es, justamente, la decadencia. Para aquellos que venían enamorados de sus últimos discos tan "románticos", en el sentido literario e histórico del término, hay ocho temas para disfrutar. Para los que extrañaban su costado más roquero, hay sólo dos, pero juntas suman veinte minutos. Por una vez, Nick queda bien con Dios y con el Diablo, por supuesto.
Salu2, Nelson.
Goodbye...
