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PINK FLOYD: LA CARA OCULTA DEL SONIDO (MEGA-POST)
14 April 2007 a las 21:57
Numero de lecturas: 11552
De nuevo un DVD con material selecto ha sido el detonante para lanzarme a la aventura agotadora de escribir un mega-post, aunque he de reconocer que esta vez me lo he pasado en grande, porque Pink Floyd es un grupo muy agradecido. A lo largo de su historia han pasado muchas cosas y su música, su estética, su imagen y sus conciertos dan mucho juego. Como quedará claro a lo largo del post, soy un ferviente admirador de su “arte visual”, además de amar buena parte de su música... y odiar otro tanto.

Para variar un poco la estructura de los otros mega-post he añadido a cada disco una curiosidad poco conocida por el no-fan y algunos datos sobre los conciertos de la época en que salió el disco. Desgraciadamente, hay muy poca documentación y material videográfico del periodo 70-77, así que es difícil comentar los cambios respecto al escenario y los efectos visuales. Además, hasta Animals no hubo la típica secuencia disco-gira, lo que impide hablar de los conciertos de cada disco como algo independiente. En cualquier caso, lo que está fuera de dudas es que ha sido un grupo revolucionario e innovador desde sus inicios. Conscientes de su escaso atractivo físico y de su estructura sin un cantante fijo, siempre han basado sus shows en la música y la imagen, siendo pioneros en usar sonido cuadrafónico, pantallas, luces estroboscópicas, lásers y humaredas varias sobre el escenario además de lanzar cerdos voladores por encima del público. También fueron reyes en ofrecer repertorios inesperados y alejados de la lógica del fan.

A lo largo del texto haré siempre referencia a los discos en vinilo, pero eso no es por nostalgia o snobismo, sino porque es algo vital para entender su historia. Los discos de Pink Floyd estaban diseñados para encajar en la estructura de un vinilo, con sus dos caras de 20-25 minutos, así como el diseño de las portadas, pensadas para sus dimensiones de 31x31 cm.



La historia empieza en la segunda mitad de los años 60, en la histórica ciudad de Cambridge. Después de varios cambios de formación y de nombre, Pink Floyd queda fijado con Syd Barret (voz, guitarra), Roger Waters (voz, bajo), Richard Wright (voz, teclados) y Nick Mason (batería), todos ellos amigos de la universidad. Después de un par de singles firmados por Barret (Arnold Layne y See Emily Play) y de ganarse una reputación en los clubs como banda psicodélica de culto, graban su primer LP.





The Piper At The Gates Of Dawn (Mayo 1967)
No hay término medio con este disco. O se considera una obra maestra (para muchos fans es el auténtico, el mejor disco de Pink Floyd) o resulta absolutamente insufrible. Barret firma todo el material excepto un horror de Waters y la mítica Interstellar Overdrive, firmada por los cuatro. La única canción “accesible” es Astronomy Domine, que hasta recuperaron en su gira de 1994. No me resisto a copiar lo que aparece en el libro “Welcome to the machine” de Jordi Biancotto: “(...) un álbum iniciático donde se cristaliza la esencia de la psicodelia más avanzada (...) Todo está ahí: imaginería colorista, terremotos eléctricos, fragilidad melódica y densidad emocional contada por toneladas”. Pues nada, ahí queda eso.

Curiosidad para fans avanzados: el disco se graba en los estudios de Abbey Road con el productor Norman Smith, ingeniero de varios discos de los Beatles, y justo al lado de donde los “fab four” están grabando St. Peppers. Dice la leyenda que McCartney se pasa un día por allí y se queda muy impresionado al oír el material.

En directo: ya en sus inicios desconciertan a sus fans negándose a tocar sus singles. El tema estrella de sus primeros conciertos es la siempre semi-improvisada Interstellar Overdrive.









A Saucerful Of Secrets (Junio 1968)
Aunque la versión oficial de la locura de Syd Barret es el abuso de las drogas (el LSD hace furor en esa época), la verdad es que mirando sus letras ya se advierte que su mente va “mucho más allá” desde el principio. Según la leyenda, la gota que colma el vaso es un concierto en el que Syd se queda toda la actuación estático mirando fijamente al público mientras rasga un solo acorde. Los otros tres deciden que trabaje sólo en el estudio y fichan para el directo a David Gilmour, otro viejo amigo de la Universidad, pero pronto el proyecto resulta inviable y tienen que afrontar el futuro sin su compositor principal. A Saucerful Of Secrets es el disco de transición, aún aparece un tema firmado por Barret (Jugband Blues), pero el peso compositivo recae sobre Waters. Tiene muchos altibajos y lo más destacable es el tema que da título al álbum (su primera “suite” formada por varios segmentos), y Set The Controls To The Heart Of The Sun, pieza con ambientación arábiga que será fija en sus conciertos durante bastantes años. Dentro de la “suite” A Saucerful Of Secrets hay uno de esos fragmentos que podríamos denominar como “experimentales” donde el ruido predomina sobre la música y en los que uno se ve obligado a levantarse del sofá para apretar el FF o avanzar la aguja, y que serán algo característico en esos primeros años.
El disco es importante también por la portada, porque es la primera firmada por otro viejo amigo, Storm Thorgerson, artista que llevará junto a su estudio Hypgnosis la imagen del grupo a partir de entonces (fotos, portadas de los discos, videos para los conciertos, etc.), convirtiéndose en una pieza fundamental del mundo floydiano.

Curiosidad para fans avanzados: se cree que en algunas canciones tocan la guitarra tanto Barret como Gilmour, pero el grupo nunca lo ha confirmado ni desmentido. Hay quien ha dedicado tiempo de su vida intentándolo averiguar basándose en la diferencia de estilos, algo francamente difícil ya que en aquellos tiempos Gilmour aún no tiene estilo propio.

En directo: la gran novedad es obviamente el cambio de Barret por Gilmour, pronto queda claro que la elección ha sido un acierto porque el sustituto cumple perfectamente tanto en la voz como en la guitarra.







Una de las pocas fotos con los cinco Floyd: de pie y de izquierda a derecha, Nick Mason, Syd Barret (mirando “más allá”), Roger Waters (con un parecido más que razonable con Arnold Schwarzenegger) y Richard Wright. Sentado, David Gilmour.









More (Julio 1969)
Su creciente fama como grupo “progresivo” en los ambientes artísticos hace que les encarguen una banda sonora, lo cual resuelven con una mezcla inconexa de estilos y temas, incluso hay espacio para una canción casi “heavy” (The Nile Song). Lo más destacable es la presencia de un tipo de canción totalmente ignorado por el gran público porque pronto cayó del directo y porque no aparece en ningún recopilatorio. Se trata de suaves baladas de folk inglés que Waters y Gilmour cantan con su voz más meliflua (algunos acertadamente las han definido como “pastorales”) y que bien se merecen una oportunidad. Hay dos ejemplos en More, Cirrus Minor y Green Is The Colour. La mejor canción del disco es probablemente Cymbaline, también una balada.

Curiosidad para fans avanzados: aunque Internet ha mejorado algo las cosas, es un trabajo realmente duro encontrar el vídeo de la película, sólo editado regularmente en Francia. En cualquier caso, no hay que preocuparse demasiado porque no ha pasado a la historia del cine precisamente.

En directo: Siempre dejando al auditorio fuera de juego, en los conciertos de esta época ofrecen sólo dos largos temas (“The Man” y “The Journey”), que no son más que un medley de canciones ya grabadas y por grabar. De More se incluyen Green Is The Colour y Cymbaline.









Ummagumma (Octubre 1969)
Sólo tres meses más tarde otro disco... y doble, aunque en el primer vinilo sólo hay versiones en directo de viejos temas, donde ya queda clara su obsesión enfermiza por alargarlos innecesariamente; baste decir que Astronomy Domine pasa de los cuatro minutos originales a ¡ocho y medio! Para desespero de los fans, que se quedan sin la versión en directo de Interstellar Overdrive y tantas otras, el segundo disco lo dedican a “experimentos” en estudio. Cada componente da rienda suelta a su imaginación y el resultado es uno de esos infumables discos de “rock progresivo” que con escucharlos una vez ya tienes más que suficiente. Sólo Waters aporta algo audible con Grantchester Meadows, una balada que suena enormemente a Simon & Garfunkel. La portada es destacable porque es la última en la que aparecen los miembro del grupo.

Curiosidad para fans avanzados: siempre haciendo cosas raras, en los créditos de la versión en directo de A Saucerful Of Secrets hay cuatro subdivisiones que no aparecían en la versión original. Sus “sugerentes” nombres son Something Else, Syncopated Pandemonium, Storm Signal y Celestial Voices. Lo mejor del caso es que esta información sólo aparece en la primera edición del vinilo, hoy lógicamente pieza de coleccionista.

En directo: siguen por estas fechas con los medleys comentados en el disco anterior, de Ummagumma sólo se incluyen Grantchester Meadows y The Narrow Way 3.









Atom Heart Mother (Octubre 1970)
Simplemente una vaca en medio del prado, la primera de una serie de portadas en las que no aparece ni el nombre del grupo ni el título del disco. En algunos países no pueden evitar poner el típico adhesivo “Último trabajo de Pink Floyd” y tal, rompiendo la magia e imagen del grupo. Musicalmente estrenan formato, con una larga “suite” que ocupa toda la primera cara (con su inevitable y insoportable fragmento “experimental”) y varios temas sueltos en la segunda. Como tantos otros grupos y cantantes en aquella época, en la “suite” incorporan una orquesta sinfónica y una coral, experiencia que al parecer no resulta muy gratificante (“no lo haremos nunca más”). Además de cerrarse con otro tema “peculiar” pero interesante de casi 14 minutos, en la segunda cara hay una canción de Waters (excelente If), una de Wright (notable Summer ‘68) y una de Gilmour (aceptable “pastoral” Fat Old Sun), dejando claro que en el grupo ya hay tres fuerzas creativas.

Curiosidad para fans avanzados: el sonoro título del disco está directamente copiado de un titular del periódico sobre una noticia que trata de una mujer a la que se ha implantado un marcapasos, una novedad en aquellos tiempos. No hace falta decir que el asunto no tiene nada que ver con ninguna letra del disco ni con el tema que da título al disco, totalmente instrumental. Tampoco hace falta decir que la vaca de la portada (llamada “Lulubelle III”, por si alguien está interesado) tampoco tiene nada que ver con las letras ni con el título del disco. Seguramente por eso es la primera obra de Pink Floyd que llega al número uno en UK. Y es que ya estamos en los 70, donde todo es posible.

En directo: la “suite” es tocada tanto con orquesta como sin, siendo esta última versión pieza codiciada por coleccionistas. Del resto sólo Fat Old Sun se añade regularmente al repertorio. También en esta época ofrecen otro tema mítico llamado Embryo, sólo publicado oficialmente en el recopilatorio americano Works y por tanto pasto también de los coleccionistas.









Meddle (Noviembre 1971)
Thorgerson sigue con sus locuras y la portada es una oreja sumergida en agua, pero para verla completa hay que desplegar la carpeta doble del vinilo, (véase). Musicalmente es igual que el anterior pero al revés, esta vez es la segunda cara la que ocupa un solo tema, el gran Echoes, con fragmentos enormes junto al inevitable e insoportable trozo “experimental”. El pastiche de la primera cara es notorio, con la brutal instrumental One Of These Days (casi siempre presente en los conciertos), la “pastoral” A Pillow Of Winds, el tema “jazzy” San Tropez y otro de sus experimentos, Seamus, “cantada” por un perro que va ladrando sobre una base musical.

Curiosidad para fans avanzados: es el único disco en que puede oírse a Mason como “vocalista”, porque suya es la voz ecualizada que se oye en One Of These Days, esa que dice “One of these days I’m going to cut you into little pieces”. Encantadores.

En directo: sólo Echoes (ocupando el lugar de Embryo) y One Of These Days se añaden al repertorio. Es por esta época cuando incorporan a sus shows el hielo seco que produce humo por el suelo del escenario, una auténtica conmoción por aquellos tiempos.









Obscured By Clouds (June 1972)
Otra banda sonora (de la película “La Vallée”, para nota localizarla también) y otro conjunto deslabazado de composiciones. A pesar de ser considerado por la mayoría como su peor disco (y sin dudarlo su peor portada), hay un par de cosas a destacar. La principal es Mudmen, donde Gilmour estrena ese estilo inconfundible de guitarra punzante que será “marca registrada” del grupo, y Burning Bridges, que se convertirá en la última “pastoral” del grupo.

Curiosidad para fans avanzados: Childhood’s End, firmada en solitario por Gilmour, es la última canción de Pink Floyd sin ser Waters autor de la letra, lógicamente hasta su accidentada marcha del grupo.

En directo: Sólo las dos primeras piezas instrumentales y Childhood’s End llegan a los escenarios, la última en contadas ocasiones.








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Live At Pompei
Aunque se trata de una película (luego vídeo, luego DVD), la incluyo aquí porque es un documento esencial para conocer los primeros años del grupo. Grabado sin público entre las ruinas de Pompeya, contiene temas instrumentales (One Of These Days), clásicos de la época (Set The Controls To The Heart Of The Sun), muestras de sus “suites” de 20 minutos (Echoes) y también ejemplos de sus locuras (la perruna Seamus, rebautizada aquí como Mademoiselle Nobs). Por si fuera poco, también aparecen los primeros esbozos del siguiente trabajo, un disco que revolucionaría a la humanidad.









Dark Side Of The Moon (Marzo 1973)
Es francamente difícil hablar de un disco que estuvo ¡15 años! en las listas americanas casi sin interrupción (de 1973 a 1988) y que, estadísticamente hablando, siempre está sonando en alguna parte del mundo debido a sus desorbitadas ventas. Y más difícil cuando la lógica no ayuda. Pocos fans lo consideran el mejor de su discografía y menos aún lo tienen como su favorito. Tampoco tuvo una larga ristra de singles de éxito (sólo una versión reducida de Money se editó en USA, ningún single en Europa), y hasta se puede decir que no coge el tono hasta Time, el cuarto tema. Quizá habrá que dar la razón a Storm Thorgerson cuando dice que el éxito se debe... a la portada. Exagerado o no, es innegable que estamos ante una de las portadas más sencillas e impactantes de la historia de la música, en vinilo era simplemente irresistible, y no fueron pocos los que lo compraron sin importarles demasiado el contenido. Exterior carpeta abierta. Interior carpeta abierta
Buscando razones musicales, está claro que el sonido es inmaculado, gentileza del productor Alan Parsons, que ya trabajó en el Abbey Road de los Beatles y que años después fundaría una máquina de éxitos llamada The Alan Parsons Project junto a Eric Woolfson. El CD (no todo ha de ser negativo en este formato) permite escuchar seguido el excelente tramo Time-The Great Gig In The Sky-Money-Us And Them, cuatro joyas esenciales en las giras post-Waters.

Curiosidad para fans avanzados: por ser Dark Side Of The Moon, van tres:
1) Al final del disco poniendo el volumen a tope se puede oír una versión orquestal del Ticket To Ride de los Beatles, aunque no en todas las ediciones del CD o el vinilo. Puedes probar en el tuyo.
2) En su día, la elección del la portada no dura ni tres segundos. Thorgerson reúne al grupo en una habitación con varias propuestas colgadas en la pared, y los cuatro la señalan al unísono “This one!”
3) La instrumental Any Colour You Like es el único tema en la historia de Pink Floyd firmado por “los otros tres”, o sea Gilmour-Mason-Wright.

En directo: Antes de editarse el disco, la “suite” Dark Side Of The Moon ya ha sido tocada en varios conciertos y con numerosas variantes para volver locos a los coleccionistas. Durante 1973 sigue siendo la base de los shows junto a Echoes y tres o cuatro temas cortos. Escenográficamente, es durante esta gira cuando inauguran la famosa pantalla circular, y también es la primera vez que llevan otros miembros sobre el escenario, el saxofonista Dick Parry y dos coristas. En 1974 añaden tres temas nuevos al repertorio, como veremos a continuación.









Wish You Were Here (Septiembre 1975)
Pocos grupos han superado tan brillantemente el síndrome del gran éxito, porque estamos ante un disco excelente. Y lo cierto es que el resultado final podría haber sido muy diferente, porque durante toda la gira de 1974 interpretan tres temas nuevos, llamados Shine On You Crazy Diamond, Gotta Be Crazy y Raving And Drooling. Al final sólo la primera se queda aunque dividida en dos tramos, uno colocado al inicio y otro al final del disco. Su obsesión por el perfeccionismo es tanta que contratan a Roy Harper sólo para cantar el tema Have A Cigar porque no les gusta como queda en ninguna de sus voces. El disco no tiene ningún momento bajo, la “maquinal” Welcome To The Machine y la preciosa Wish You Were Here completan el que es para muchos su mejor trabajo. La sombra de Syd Barret planea en buena parte del disco, como ellos mismos han reconocido siempre.

Curiosidad para fans avanzados: existen hasta cinco versiones difrerentes de Shine On Your Crazy Diamond publicadas oficialmente. En el disco original las dos partes suman en total 26 minutos; en el Best Of (2002) aparecen las dos partes fusionadas pero sin algunos fragmentos (17 minutos y medio); en el recopilatorio A Collection Of Dance Songs (1981) el primer segmento reducido y con el añadido de la tercera estrofa cantada (11 minutos); en el directo Delicate Sound Of Thunder (1988) sólo el primer tramo con algún recorte (12 minutos) y en el directo P.U.L.S.E. (1995) como la anterior pero añadiendo la tercera estrofa cantada después del solo de saxo (14 minutos). Por si fuera poco, en las de estudio canta Waters y en directo Gilmour. Y si alguien no tiene bastante, vía piratería puede conseguir variadas versiones de sus directos entre 1974 y 1978, cantadas por Waters.

En directo: siempre incordiando a los fans, en los conciertos posteriores a la edición del disco no tocan ni Welcome To The Machine ni Wish You Were Here (la canción). Todo Dark Side Of The Moon, Echoes y las todavía inéditas Gotta Be Crazy y Raving And Drooling completan un setlist que ignora totalmente el material anterior a 1971.









Animals (Enero 1977)
Se trata de un disco decisivo en la historia del grupo, y no precisamente en sentido positivo. Para empezar, en su momento es una jugada sucia para los fans, que ven como buena parte del mismo está formado por esos dos largos temas que ya conocen desde hace ¡tres años! Sheep no es más que la versión definitiva de Raving And Drooling y Dogs lo mismo con Gotta Be Crazy. Lo único nuevo es otra pieza de más de 10 minutos, Pigs (Three Different Ones), y dos canciones muy cortas que abren y cierran el disco, Pigs On The Wind Parts I y II, ninguna de ellas una gran joya precisamente.
Pero lo más grave es que supone la defunción de Pink Floyd como grupo. A nivel compositivo, Wright no firma absolutamente nada y Gilmour sólo colabora en Dogs, y a nivel vocal en casi todo el disco suena únicamente la voz de Waters, lo que le da un tono bastante monótono y sombrío. La “trama” del disco consiste en dividir a la humanidad en perros, cerdos y ovejas, gentileza obviamente a cargo de Waters.

Curiosidad para fans avanzados: Siempre reticente a los fotomontajes, Storm Thorgerson quiere hacer la foto de la portada real, y para ello se contruye un cerdo inflable del tamaño de un elefante que se sujeta al suelo con una cuerda. Por motivos que nunca han quedado claros, el cerdo se “escapa” volando y cuenta la leyenda que algún piloto de avión tiene que frotarse los ojos ante la inesperada visión y que un granjero ve pasmado como le cae literalmente un cerdo del cielo. Recuperado el “animalito” repiten la foto satisfactoriamente. El asunto les gusta tanto que los cerdos voladores serán desde entonces un tema fijo en sus conciertos. Carpeta completa abierta

En directo: es la primera vez en que siguen la secuencia disco-gira, y la verdad es que no se rompen mucho la cabeza con el setlist. Primera parte con Animals entero (moviendo Sheep al inicio), segunda parte con Wish You Were Here entero (igualito al disco, esta vez sí al completo) y en los bises Money y a veces Us And Them. ¿Y los viejos temas anteriores a 1973? Pues otro día, que somos Pink Floyd. También es la primera vez en que llevan un segundo guitarrista de apoyo, Snowy White. Escenográficamente la gran novedad son evidentemente los cerdos inflables por encima del público, además de una luminotecnia nunca vista antes. Es en esta época cuando los conciertos de rock empiezan a “desmadrarse” visualmente, por entonces están también dando la nota Queen con su gira de News Of The World, Supertramp con su gira de Even In The Quietest Moments y la Electric Light Orchestra con su gira Out Of The Blue sobre un escenario en forma de nave espacial.











The Wall (Noviembre 1979)
Estamos ante una obra magna, y esa es la mejor definición que se me ocurre. Un doble disco enorme, lleno de grandes momentos y dotado de una continuidad envidiable. Por ejemplo, una canción como The Thin Ice no pasaría de ser una canción intrascendente por sí sola, pero situada entre In The Flesh y Another Brick In The Wall Part 1 encaja divinamente. Hay también una línea argumental en las letras (vulgarmente conocido como “disco conceptual”), lo cual fue trasladado al directo e incluso se hizo una película en 1982 dirigida por Alan Parker y protagonizada por Bob Geldof. Casi todo el disco lo firma Waters y de nuevo las referencias a Syd Barret son más que evidentes. Es destacable también que Another Brick In The Wall Part 2 es el primer y único single de Pink Floyd que alcanza el número 1 en UK. El verso “We don’t need no education” es un escándalo en ciertas esferas.
Para el diseño del disco, Waters decide renunciar a Thorgerson y contrata a Gerard Scarfe, todo el exterior (portada y contraportada) es un muro blanco sin más (las letras negras venían en un plástico extraíble), y en el interior aparece el muro agujereado y los dibujos de Scarfe). Para conocer el título de las canciones hay que llegar hasta la funda de los dos discos.
La primera cara seguramente es la mejor, con la brutal entrada de In The Flesh?, las dos primeras partes de Another Brick In The Wall y el tranquilo final de Mother. El nivel decae bastante en la segunda a pesar de un buen inicio con la preciosa Goodbye Blue Sky, con varios temas flojos y otra variante de Another Brick In The Wall que suena a repetición. Renace el disco en la tercera, la más melódica, con grandes canciones como Hey You o Nobody Home y esa joya al final llamada Confortably Numb, reconocida por el propio Gilmour como su mejor composición de siempre. La cuarta cara es la más compleja, con tratamientos hasta operísticos (The Trial) y una cesión a la música disco tan de moda en aquella época con Run Like Hell, puestos a objetar algo sólo sobraría la repetición de In The Flesh.
Aunque el resultado es excelente, la desintegración del grupo es total. Años después, Gilmour reconoce que The Wall se grabó con la ayuda de varios músicos de estudio, que ni siquiera era él quien tocaba la guitarra en algunos temas (One Of My Turns, por ejemplo), y que Wright fue casi totalmente apartado del proceso.

Curiosidad para fans avanzados: en las primeras ediciones del vinilo, en la funda interior del primer disco aparece la letra de una canción llamada What Shall We Do Now que no sonaba en el disco. Situada entre Empty Spaces y Young Lust, fue suprimida tan en el último momento que las fundas ya estaban impresas. No obstante, sí que es interpretada en los shows en directo, como puede comprobarse en “Is There Anybody Out There?, The Wall Live” (2000) o en cualquier pirata, y para ello el final de Empty Spaces es ligeramente diferente y Young Lust empieza de cero con unos guitarrazos.

En directo: debido a la complejidad del montaje, el disco se presenta sólo en cuatro ciudades aunque con múltiples fechas: Los Angeles, Nueva York, Londres y Dortmund. Mientras tocan el nuevo trabajo íntegro, unos “obreros” van construyendo un muro que separa la banda del público. No hay bises con temas antiguos, sólo se reservan la sorpresa de tocar el último tema, Outside The Wall, de manera diferente cada noche. Para los que se llevan las manos a la cabeza con el equipo de fútbol sobre el escenario en las últimas giras sin Waters, decir que ya entonces los cuatro estaban doblados con otros músicos, incluso en algún momento tocaban sólo los “dobles” con unas máscaras que imitaban las caras de los “auténticos”. Londres 1980









The Final Cut (Marzo 1983)
Después de estar mucho tiempo ocupado con la película The Wall, Waters sigue con sus paranoias pero esta vez el disco no funciona de ningún modo. Wright ya no está oficialmente en el grupo y sigue siendo un misterio el motivo por el que Gilmour accede a participar porque no compone nada y es sabido que le disgustó enormemente que se aprovecharan canciones deshechadas de las sesiones de The Wall. Por destacar algo, se pueden tolerar Now Not John (la única que canta Gilmour) y la que da título al disco.

Curiosidad para fans avanzados: siempre tan sensibles ellos, en el single americano de Now Not John se cambiaron los numerosos “f u c k” de la letra por “stuff”. No hace falta decirlo, pieza de coleccionista.

En directo: no hay gira de este disco... quizá habría que decir que afortunadamente.









A Momentary Lapse Of Reason (Septiembre 1987)
En 1985 Waters emite una nota a la prensa comunicando que Pink Floyd se ha disuelto. En realidad no lo ha consultado con sus compañeros, y al poco tiempo Gilmour y Mason deciden llevar el tema a los tribunales porque consideran que la marca no es propiedad única de Waters y queren mantenerla. El juez les da la razón y deciden reflotar el grupo con disco y gira. Wright es invitado a participar en la grabación del nuevo trabajo pero consta en los créditos como simple colaborador y ni siquiera aparece en la foto interior. La tarea compositiva recae en Gilmour, que busca la colaboración de varios letristas y compositores para disimular al máximo la ausencia de Waters, además de fichar a Bob Ezrin (The Wall) como productor y al inevitable Storm Thorgerson para diseñar la portada, todo ello para completar el “ambiente” Pink Floyd. El resultado es sumamente irregular, con canciones poperas como One Slip, que nadie hubiera soñado nunca encontrar en un disco de Pink Floyd, y pestiños que hacía muchos años no se oían como A New Machine, separada en dos partes para más escarnio. Sin duda lo más destacable es la intensa Sorrow y la preciosa On The Turning Away, ambas con estremecedores solos de Gilmour al final y ambas mucho mejores en las versiones en directo. Learning To Fly es el aceptable single de presentación.

Curiosidad para fans avanzados: incluso con los medios de 1987, Thorgerson renuncia a hacer un montaje fotográfico e inunda la playa de Saunton Sands con decenas de camas de hospital ante el pasmo de los que pasaban por allí en ese momento. Después de horas de arduo trabajo en transportar y poner las camas, un diluvio y la niebla arruinan la foto, teniendo que hacer el mismo montaje quince días más tarde. Al final el asunto cuesta 49.500 libras, unos 10 millones de pesetas de hace casi 20 años... y eso sin contar los generosos emolumentos de Mr. Thorgerson. Carpeta completa

En directo: Gilmour y Mason deciden apostar fuerte y se juegan el dinero preparando un grandioso show audiovisual para volver a la carretera. La enorme demanda de entradas durante las fechas iniciales por arenas en USA obliga a planificar otra gira por estadios que se alarga hasta 1989 por medio mundo, incluyendo por primera vez España (Barcelona y Madrid). En el show tocan el último disco al completo y todo el material antiguo (excepto One Of These Days del Meddle) procede de Dark Side Of The Moon, Wish You Were Here y The Wall, lo que provoca cierta decepción entre los fans por su poco riesgo. No puede faltar el consiguiente doble en directo y vídeo, Delicate Sound Of Thunder (1988).










The Division Bell (Abril 1994)
Nada menos que siete años después y con la vuelta de Wright como componente oficial del grupo, un nuevo disco y otra gira gigantesca en todos los sentidos (desde el número de entradas vendidas hasta las dimensiones del escenario) que les vuelve a poner en primera fila del show-business. El disco es más homogéneo que el anterior y muy agradable al oído, lo cual no sé si es bueno o malo tratándose de Pink Floyd. La gran sorpresa sin duda es Wearing The Inside Out, compuesta por Wright después de ¡19 años! sin firmar una nota en Pink floyd y que transita en un espléndido tono meláncolico con coros femeninos, saxo y un exquisito solo de Gilmour al final. También sobresale la solemne High Hopes, ineludible disfrutarla en directo con las imágenes oníricas y surrealistas en la pantalla de... bueno, del de siempre.

Curiosidad para fans avanzados: este es el último trabajo en estudio hasta la fecha, y en él se confirma un hecho paradójico: el batería Nick Mason, siendo el que menos música ha escrito para el grupo, es el único que ha participado en todos los discos de Pink Floyd.

En directo: esta vez la presencia del último disco se limita a 4-5 temas por concierto y respecto a la gira anterior destaca la recuperación de Astronomy Domine de Syd Barret y Hey You de The Wall, así como la defenestración de Welcome To The Machine. Pero la gran novedad de la gira es la interpretación completa de Dark Side Of The Moon en algunos conciertos, aunque no en los de San Sebastián y Barcelona. La excusa de Dark Side Of The Moon es perfecta para sacar otro doble en directo y vídeo llamados P.U.L.S.E., y seguir viviendo de las rentas del pasado.







La última noticia del grupo es su aparición en el verano del 2005 en el festival Live8... ¡con Waters!, noticia que lógicamente provoca una gran conmoción en el mundo musical. La finalidad principal de estos eventos (promocionarse) se consigure plenamente con un espactular aumento en las ventas de los discos del grupo, pero la sospecha generalizada de una gira mundial de reunión no se cumple... hasta el momento.







No puedo evitar terminar con una pieza más de mi querido Storm Thorgerson, aparecida en la promoción de los CD remasterizados en 1995. Para fans avanzados, aclarar que la segunda por la izquierda (me refiero a la portada, no a la chica) corresponde a Relics, un recopilatorio de los primeros años. Y una vez más, destacando LA portada, insuperable sobre piel negra.







Bibliografía consultada:
- Pink Floyd, Welcome to the Machine, por Jordi Biancotto (Ed. La Máscara)
- Mind Over Matter, the images of Pink Floyd, por Storm Thorgerson y Peter Curzon (Sanctuary Publishing)
- Pink Floyd, the visual documentary, por Miles & Andy Mabbett (Omnibus Press)
- The Complete Guide To The Music Of Pink Floyd, por Andy Mabbet (Omnibus Press)

Páginas web consultadas:
[www.pinkfloyd-co.com]
[www.geocities.com]
[www.takenbystorm.us]



Editado 2 vez/veces. Última edición el 22/02/2008 23:36 por pau.
Asunto Autor Vistas Enviado
  PINK FLOYD: LA CARA OCULTA DEL SONIDO (MEGA-POST)
pau 11552 14 April 2007 a las 21:57
chezPaul 428 14 April 2007 a las 22:42
linoleo 318 15 April 2007 a las 08:37
EXIT 12 352 15 April 2007 a las 09:16
Thejesu 312 16 April 2007 a las 09:03
DarkAcrobat 364 16 April 2007 a las 23:08
Mofoman 367 22 April 2007 a las 14:21
chezPaul 313 22 April 2007 a las 14:43
rfj82 325 22 April 2007 a las 14:56
Mofoman 790 22 April 2007 a las 16:03
pau 311 24 April 2007 a las 11:10
rfj82 271 24 April 2007 a las 14:47
pau 292 24 April 2007 a las 15:27
Vox 301 24 April 2007 a las 16:59
Super yo 277 24 April 2007 a las 17:06
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NoSGoTH 316 22 April 2007 a las 21:09
Super yo 364 22 April 2007 a las 20:55
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crono 305 10 January 2008 a las 18:54
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