Cita
aivan
Yo compro cds.

Ocupan una cantidad ingente de espacio, acumulan polvo y, francamente, los uso de manera muy infrecuente, tan sólo en el coche, y casi ni eso, porque ahora ya enchufo el iPod en cuanto puedo.

Pero el hecho es que POSEO un cd con música, y puedo recurrir a él cada vez que quiera escuchar algo sin tener que conectarme a ningún servicio online, o sin miedo a quedarme sin espacio de almacenamiento.

Porque la música en formato digital es cojonuda, tiene una gran calidad (mis toscos oídos encuentran el AAC a 320 prácticamente indistinguible de un cd), es fácilmente transportable en pequeños dispositivos, y como no existe no se deteriora. Pero el hecho de que no exista, para mí, es una pequeña pega. Llamémoslo factor sentimental, nostalgia o lo que queráis, pero de vez en cuando miro mis estanterías, repaso esos lomos y recuerdo cuando me compré este u otro cd, o redescubro cosas que hace mil años que no escucho y me apetece recuperar, y eso no lo puedo hacer con el formato digital.

Porque, cursi o no, mi colección de cds define mi camino musical, o cuanto menos lo documenta, y es un camino que puedo transitar de nuevo cuando me apetezca. El disco duro de mi ordenador es finito, y el reproductor mp3 no tiene memoria. Eso tiene sus pros y sus contras, y nunca antes fue tan excitante ni fácil conocer nueva música, pero tampoco nunca antes fue tan fácil olvidarla.

Así que, contadme entre los modernos, pero también entre los clásicos: no quiero perder mis soportes físicos.