No me gusta No line on the horizon. Es, con October y el Rattle, el disco que menos me dice de ellos. Con bastante diferencia sobre todos los otros. Pero no es que no me guste por las canciones en sí, en las que atisbo poco más o menos el mismo nivel compositivo que en Pop, Leave Behind o Atomic Bomb, sino por una producción que me resulta muy cansina, quizás por repetida, y porque en directo es un disco que se hundió con estrépito. En lo primero tiene parte de culpa la banda, y entiendo que mucha más Brian Eno. En lo segundo los únicos culpables son los cinco señores que eran U2 entonces.
Porque creo que trataron el disco con poquísimo respeto de cara a la gira. Salían a tocar las canciones, en ese escenario abierto y desangelado, como si fuesen clásicos con el resultado que cualquiera podría esperar: momias mirando a ver si tocaban rápido las nuevas para emocionarse con las viejas.
ESO NO DEBE VOLVER A PASAR.
El estado actual de la banda es bien, bien diferente. Han parido, con dolor, un disco distinto a todo lo que habían hecho hasta ahora. Al menos a nivel de sonido, porque es obvio que a nivel compositivo pues... copón, ¿hace falta explicar que tienen la edad que tienen y no pueden escapar de si mismos a la hora de imaginar música? Pero no sólo eso, sino que están haciendo algo, literalmente, nunca visto en ellos, como tener un manager nuevo, ni en nadie más, como es poner el disco en todas las librerías de iTunes del mundo. Además, sin single de adelanto, sin sonar en ningún sitio, con escasos rumores que sólo cuatro frikis conocíamos, y que resultaron ser infinitamente cortos al lado de la realidad, han puesto un disco en el aire de un instante para otro, pillando a todo el mundo en bragas.
Por si todo esto fuese poco, Bono nos dice de forma oficial que habrá otro disco en breve. A pesar de que parece que esta vez va en serio, pues los rumores de un album doble, alimentados por ellos mismos, llevan con nosotros todo el año, y sabemos que canciones tienen tantas como casi productores han contactado en el último trienio, no podemos obviar que es posible que ese segundo disco no vea la luz. Digo posible, pero no probable, porque es casi una certeza que tendremos, otra vez como algo novedoso, dos discos de estudio de U2 en un mismo ciclo comercial.
Es, se mire por el lado que se mire, y dejando de lado que guste o no tanto las canciones como el movimiento de marketing, la cuarta reinvención de la banda.
Por eso la gira tiene que tratar el momento como tal. Me sentiría MUY defraudado si con toda esta revolución acaban haciendo los shows de siempre. Eso no tiene sentido. Como no tenía sentido hacer los mismos conciertos tras aparecer el Achtung, como no tenía sentido seguir con la tecnología como punta de lanza tras lanzar Leave Behind. En ambos casos volvieron a los pabellones y lo soñaron todo de nuevo, también en directo.
Ahora, en esta encrucijada, deben hacer lo mismo. Deben volver a los pabellones para reencontrarse con su masiva intimidad; es algo que tienen en mente, como sabemos por fuentes de toda fiabilidad como Balart. Han de tratar las canciones que interpreten de estos dos discos, que nunca debería ser menos de una docena, como parte central del show no sólo en lo musical sino también en lo estético. Tienen que conseguir que la gira de estos discos suene como los discos: diferente a ellos mismos, modernos, frescos, con otro concepto aunque se haga algo parecido. Cuidar los visuales y las posiciones de estos temas en el repertorio, darle curva basada en estas canciones.
De eso adoleció, mortalmente, No line y, que me perdonen los muchos fans, el PopMart, donde las canciones del Pop, salvo contadas excepciones (Mofo, Please) tenían un papel colateral en el show (aunque tuviesen visuales propios muy currados, no es ese el punto, sino su importancia).
Y eso no debería ocurrir ahora. Se han reinventado de nuevo, y espero que eso se vea en la gira.
