Siempre he pensado que la tercera canción de un concierto es decisiva. Las dos primeras coinciden con la excitación del momento y el público está entregado sin más. Normalmente es después de la segunda cuando el artista saluda al público (“buenas noches, qué placer estar aquí de nuevo”, y tal…) y es entonces cuando hay que encarrilar (o descarrilar) el concierto. Una de las grandes decisiones de Bono al final del primer tramo de Popmart fue colocar Gone en el lugar de Even Better Than The Real Thing en el tercer lugar. Después de Popmuzik (que no cuento como canción) – Mofo – I Will Follow era necesario un cierto respiro que Even Better no daba con el traje de musculitos y su ritmo rápido. Un medio tiempo como Gone era mucho más adecuado.
Tengo un recuerdo muy nítido del Gone de Barcelona, en aquellos gloriosos tiempos sin Internet no tenía idea ni de que Edge hacía esos “dooooooown” (en el concierto pensé que era simplemente “aaaaaahhhh”, jes,jes) ni desde luego de esa escenografía “pop-art” con la pantallota en cuatro partes y cuatro colores. Después del aturdimiento inicial fue durante Gone cuando me percaté de que estaba viviendo algo realmente excepcional. Nunca olvidaré a ese tío que tenía cerca que soltó un “¡joder!” cuando Bono lanzó los berridos del último estribillo.
Exceptuando unos pocos primeros, todos los Gone de Popmart son brutales, pero hay dos que tienen un filo especial para mí, no hace falta decir que son detalles propios de friki-fan que sólo entienden frikis como vosotros. El primero es el de Sarajevo, con ese “Sarajevo I’m not coming down” en que Bono se rompe la voz, a partir de ahí la ronquera marca el concierto . El segundo es el que traigo aquí, segunda fecha en Sao Paulo, en que lanza un par de berridos especiales después de darse un trago de un vaso misterioso, vamos a suponer que es agua. En 3,26 alarga con un a-ha-ha sublime, y en 3,40 lanza el mejor “I’m not coming down” que he oído jamás, ¡qué pena que los dos siguientes no los haga igual!
Ese “I’m not coming down” con el careto de Bono cuadriplicado y en colorines define por sí solo lo que fue Popmart: una exageración delirante y maravillosa.
