Yo también te entiendo muy bien, te lo aseguro.

Tengo que insistir una vez más en esto: La puesta en escena teatral y la puesta en escena cinematográfica, como tu bien sabes, no son lo mismo; es más, no pueden serlo porque el lenguaje cinematográfico y el teatral son diferentes. En este sentido, me alegra que hayas citado a Alfred (y a Joan Fontaine, por cierto, adorable criatura a la que yo nunca le subiría un vaso de leche -otro ejemplo diáfano de elemento al servicio de la puesta en escena-); digo que me alegra sobremanera que mencionases a Hitch porque "La Soga" nos viene de perlas para ahondar un poco más en este interesante debate. "La Soga" es, en mi opinión, y más allá del prodigio técnico de los archiconocidos planos secuencia, un manual en formato cinematográfico para entender lo que es la puesta en escena cinematográfica y sus diferencias con la teatral. Más allá de la escenografía y los elementos de atrezzo la diferencia radica, a mí entender, en que la mediación técnica del cine(planificación y montaje) convierte la puesta en escena en algo completamente diferente a lo que sucede en el resto de las artes representativas. A causa, o por culpa de esto, los Cahieristas se montaron toda su paja mental sobre al autor cinematográfico algo, que, por otra parte, era del todo innecesario como bien sabían ellos mismos tras contemplar los trabajos de Murnau, Ford, Hawks o Welles (este último en un otro de los gestos de audacia artística más asombrosos que recuerdo utilizó una palabra en "Ciudadano Kane", como detonante de, probablemente, uno de los cinco ejercicios más asombrosos de puesta en escena de toda la Historia del Cine y que todavía hoy sigue sin ser superado).

Yo también, sé de lo que hablo. Puedes estar serguro.
;-)