Critica de Rolling Stone Usa.
5 Stars !
Por Steve Pond - RS 497 - 9 de abril de 1987.
Los pasos que hay que dar son enormes, y U2 lo sabe. Su último álbum, The Unforgettable Fire, contenía "Pride (In the Name of Love)", su tema más exitoso de la historia, y el año pasado la banda fue el corazón musical de la gira del Amnesty International´s Conspiracy of Hope. Ahora, parece que U2 está por elevarse del nivel de los meros grupos de platino al aire más rarificado que hay encima. Para una banda que siempre se especializó en gestos inspirados, grandilocuentes -una banda decidida firmemente a ser Importante- The Joshua Tree podría ser algo muy importante, y así es precisamente cómo suena.
Eso por no decir que este disco es o bien una flagrante movida comercial o un nuevo Born in the U.S.A. The Joshua Tree es el álbum más variado, sutil y accesible de U2, aunque no contiene ningún hit seguro. Pero en su rudeza musical y en su espiritualidad de espíritu fuerte, el álbum le hace honor a su nombre: un árbol sólido y retorcido que crece en los desiertos rocosos del suroeste norteamericano. Una leyenda mormona cuenta que los primeros pueblos que se asentaron allí le decían "la planta de los rezos" al árbol de Josué, porque sus ramas enroscadas simbolizan al profeta Josué del Antiguo Testamento señalando el camino hacia la Tierra Prometida. El título da nombre a un disco que habla de la resiliencia en medio de la desolación social y política, un disco inmerso en la imaginería religiosa.
Desde que U2 surgió en Dublín en 1980 con su marca personal de rock emocional basado en guitarras, sus álbumes vienen siguiendo un patrón. El primero y el tercero ( Boy y War ) eran musculares y afirmativos, llenos de bravura juvenil y furia social, respectivamente. El segundo y el cuarto ( October y The Unforgettable Fire ), álbumes de estudio, eran espirituales y zigzagueantes, y a veces con más ideas que canciones potentes.
Pero The Joshua Tree no es un regreso al fuego de War. La banda hizo eso hace unos años: canciones como "Sunday Bloody Sunday" y "New Year´s Day" llegaron con una fuerza imponente en el álbum de 1983 y la gira consecuente. Pero U2 se encontró con el peligro de convertirse en una banda arengadora de estadios más, entonces el grupo cerró ese capítulo con un álbum en vivo y un video. La banda decidió cambiar a su productor de siempre, Steve Lillywhite por Brian Eno y Daniel Lanois y, con The Unforgettable Fire, declaró su intención de no ser más implacablemente heroica.
En el nuevo álbum, U2 continúa trabajando con Eno y Lanois, incluye a Lillywhite en la mezcla de cuatro canciones y moldea las diversas texturas de The Unforgettable Fire en canciones bien formadas, muchas de las cuales son tan agresivas como los hits de War. Las marcas personales sónicas de U2 están aquí: la angustia monumental de la voz de Bono, el pulso potente del bajo de Adam Clayton y los parches de Larry Mullen, y el aullido estremecedor de la guitarra de The Edge. Pero para cada predecible rugido de himno hay un tema más liviano, arreglado con inventiva, como "With or Without You", un bolero rock & roll que se construye en base a un comienzo suave y un clímax resonante.
La banda sigue cayendo en algunas viejas trampas: la voz perpetuamente ronca de Bono puede sonar sobreactuada y egocéntrica; algunas de las imágenes (como el fuego o la lluvia) comienzan a perder fuerza tras una docena de usos; y "Exit", un psicodrama recitado sobre un asesino, es lo suficientemente extraña como para recordarnos que ni siquiera Patti Smith puede lograr regularmente este tipo de cosas.
De todos modos, más que ningún otro álbum de U2, The Joshua Tree tiene el poder y el carisma necesarios para seducir y capturar a un público masivo en sus propios términos.
Sin hacer exhibicionismo de su eclecticismo, el disco incluye rock afirmativo ("Where the Streets Have No Name"), frenesí crudo ("Bullet the Blue Sky"), delicadeza ("One Tree Hill"), ritmos pegadizos ("I Still Haven´t Found What I´m Looking For") e incluso climas de blues acústico ("Running to Stand Still") -todo, inconfundiblemente U2.
Pero esto es un salto, y un salto lúgubre y sombrío. Al comienzo, declaraciones refrescantemente honestas y románticas alternan con una inquietante imaginería religiosa. Luego las cosas se ponen más negras. La furiosa y melodramática "Bullet the Blue Sky" une el fuego bíblico y sulfúrico con la violencia en los Estados Unidos y en su país de origen. En el rock rítmico y armónico de "Trip Through Your Wires", lo que parece la salvación podría fácilmente ser seducción diabólica; "One Tree Hill" es una bendición suave y encantadora para un integrante del equipo técnico de U2 quien murió en un accidente de motocicleta; y "Red Hill Mining Town" tiene ecos de "Don´t Give Up" de Peter Gabriel en su profunda mirada hacia las relaciones personales arruinadas por las crisis económicas -aquí, como consecuencia de la extensa y fracasada huelga de mineros británicos en 1984.
Pero con toda su sordidez, el álbum nunca es una diatriba de golpes bajos. Después de escuchar varias veces "Running to Stand Still", por ejemplo, se percibe la notoria música: el inesperado blues del slide de guitarra, los suaves quejidos estilo Nebraska, la fantasmal armónica. Suena como un sueño adorable y pacífico, excepto que este es el sueño de un drogadicto, y cuando uno se da cuenta de eso, la amable canción de cuna adquiere un poder corrosivo que recuerda a "Bad", de su último LP.
The Joshua Tree es una apropiada respuesta a la época, y un cuadro de situación que ningún U2 ha pintado antes: la visión de las esperanzas acabadas, la violencia sin sentido y la angustia. Pero esta no es una banda que se rinde ante el destino. Su último álbum terminaba con una grandiosa elegía a Martin Luther King Jr.; The Joshua Tree cierra con una hechizante oda a otras víctimas. "Mothers of the Disappeared" está construida en torno a desoladas imágenes de pérdida, pero el mensaje es de consuelo y restauración, una música de una enorme tristeza pero también de una indecible compasión, aceptación y calma. Este álbum se podría llamar The Unforgettable Chill [el escalofrío inolvidable], e inolvidable es sin dudas la palabra correcta.
Sal
U2, Nelson.